17- Viejo Amigo

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Demás estaba decir, que no dormí ni un poco. Cuando llegué a la casa de Oliver, luego de hacerle prometer a Dan que no le diría a Adam dónde me había dejado, el pobre estaba tan preocupado que quería tantas respuestas de ser posible, pero al darse cuenta que aún no quería hablar, se quedó dormido a mi lado en el sofá, con las piernas sobre mi regazo, mientras yo estaba envuelta en una manta, con mi sexta taza de café en mano, mirando el sol que entraba por la ventana de su apartamento en el séptimo piso.

Me arriesgué, dije lo que en verdad sentía, y no fue suficiente, fue incluso peor. Ahora me odiaba por eso, por haber abierto mi corazón y que a él no le importara. Me odiaba por amarlo todavía, me odiaba por sentir todo esto por él tan rápido, no llevábamos mucho tiempo de conocernos, y aquí estábamos, en un desastre.

Tomé mi celular, que estaba tan silencioso como siempre, busqué su e-mail, ignorando las ganas de ver nuestras conversaciones en WhatsApp y de recordar las llamadas que tuvimos, escribí mi renuncia, corto y claro, como si aún fuéramos sólo lo que al principio, una asistente y su jefe, y que luego de unos días iría a presentarla formalmente a recursos humanos.

Luego fui a tomar una ducha, procurando no despertar a Oliver que me había dicho que su casa es mi casa por el tiempo que quisiera. Y al estar bajo el agua, sentí cómo el peso de todo lo ocurrido se iba un poco, pero no del todo.

Cuando salí luego de ponerme algo cómodo, tirando el vestido y los tacones hacia un lado porque me enferma seguir viéndolo, encontré a Oliver en la cocina, preparando algo para comer.

-¿Dormiste algo?- preguntó despacio, como si cualquier cosa que diga me haría ponerme a llorar otra vez como Magdalena.

-¿Parece que lo hice?- me reí un poco y me senté en una butaca de la barra de desayuno.

-Nop, luces fatal- hizo una mueca- Anda, ve a dormir un poco, te hará bien- dijo antes de darse la vuelta para buscar algo en la nevera.

-Lo haré, pero primero, creo que te mereces saber lo que pasó- dije largando un suspiro.

Oliver me dio toda su atención mientras seguía preparando un desayuno ligero, mientras yo hablaba desde el principio. No me ayudó mucho revivir todo desde mi primera vez con Adam, pero debía hacerlo, sentía como que si no lo hablaba con alguien ese peso nunca se iría. Cuando terminé de hablar, Oliver me miraba con ojos saltones, el pedazo de comida que tenía en la boca se le quedó en la garganta sin poder tragar.

-Vaya...- dijo luego de severos intentos de tragar.

-No tienes que decir nada, está...-

-¡Pero que maldito idiota!- exclamó golpeando la encimera que me hizo saltar, se había sentado a mi lado en una butaca y ahora se levantó a recorrer en círculos la habitación, que se conectaba con la sala- ¡Cómo se atrevió!- dijo furioso-¡Voy a ir a matarlo, te lo juro por Dios Mara!- tomó sus llaves de la mesita ratona de la sala y fue hasta la puerta.

-Oliver, por favor, necesito tu apoyo ahora- dije algo más animada por su actitud.

Él suspiró, lanzó sus llaves otra vez en la mesita y volvió a sentarse frente a mi, tomando mi mano- Lo siento, tienes razón, ya haremos una estrategia para lanzarlo de un precipicio- sonrió y yo me reí- ¿Por qué no vas a dormir un poco? Te sentirás mejor-

-¿Y dejarte solo? Oh no, irías hasta allá para querer golpearlo- arqueé una ceja.

Oliver largó una risita- No lo haré, al menos no hasta que me lo pidas, vamos, ve a dormir, estaré aquí cuando despiertes- tomó mi mano y me llevó hasta su habitación, cerró las cortinas y puso el aire acondicionado- Te sentirás mejor, ya lo verás- me dio un beso en la frente, y se fue cerrando la puerta despacio.

Broken Sin / 18+Donde viven las historias. Descúbrelo ahora