13- Pastel de Cumpleaños

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Cuando salí de la ducha, oí a Adam poner un álbum de Billie Holiday, y me puse a indagar el segundo piso en puntitas para que no me oyera, cerré las cortinas del pasillo y de la recámara e hice como que apagué las luces para ir a dormir.

Justo al lado había un estudio que no se parecía en nada a su oficina en el edificio, éste era más cómodo, con el aire de un terapeuta con años de experiencia. Frente a ella había un baño más pequeño, supongo para invitados, al lado, una habitación libre, más pequeña que la suya pero no menos cómoda, y al lado de ella, frente a su habitación, había una puerta cerrada con llave. Siempre caminando despacio para que mis pisadas no se oyeran abajo, entré en la pequeña habitación, saqué la sábana que cubría la cama del polvo, la sacudí bien y me acosté allí, dormir al lado de Adam ahora era impensable.

Luego de unos veinte minutos en los que estaba avisando a mis padres que el viaje iba bien, lo oí subir. Puse mi celular rápidamente en la mesita de noche a mi lado y me hice la dormida bajo las mantas. Escuché que abrió la puerta de su habitación y luego otras hasta dar en la que estaba, lo sentí mirarme un rato, estaba de espaldas por lo que no sabía lo que hacía, y luego suspiró antes de cerrar la puerta suavemente.

Casi no dormí esa noche, otra vez. Sólo podía recordar sus manos y sus labios quemar en donde tocaron mi piel. No entendí que pasó ayer, cuando por fin no quería parar, él sí; demonios, esto es demasiado confuso.
Y cuando por fin pensé hacerlo, sentí que alguien me sacudía levemente.

-Mara- dijo en voz suave, Adam estaba sentado frente a mi en el borde pequeño que dejé al acostarme.

-¿Qué pasa?- dije con voz ronca abriendo los ojos un poco para verlo, estaba completamente vestido como para ir al trabajo y su colonia y el jabón de ducha llenó de forma deliciosa mi nariz.

-Tengo que ir a la oficina... hay un caso, sólo quería que lo supieras, vendré para la hora de la cena y puedo traer algo si quieres, no quiero que cocines todo el tiempo- dijo acariciando mi mejilla.

Cuando por fin lo vi mejor, tenía el semblante sombrío, estaba algo apenado pero se veía que no durmió tanto como yo- Pizza- dije en una media sonrisa que lo hizo reír un poco.

-Pizza será- dijo llevando mi cabello hacia atrás- Escucha... quería disculparme por lo de ayer... no debí-

-Yo también quiero disculparme- dije cortándolo- No estuvo bien... salir corriendo otra vez- me reí un poco pero él no.

-¿Por qué dormiste aquí?- dijo en casi un susurro- La cama debe estar fatal- añadió, pero sabía que era un excusa muy falsa.

-No creí que me quisieras contigo- dije antes de sentarme con dificultad frente a él.

-Siempre te voy a querer conmigo- pasó su pulgar por mi ceja, por el borde de mis ojos, y se detuvo en mis labios- Mara, sé que lo arruino todo en un segundo, pero sólo intento hacer lo correcto, cuando se trata de ti yo...- acarició mi labio inferior antes de volver a mirarme a los ojos- Pierdo la cabeza... me vuelves loco- susurró a un suspiro de mis labios.

-Ouch- dije en una risita pero que corté de inmediato cuando rozó mis labios con los suyos- Entonces debería quedarme aquí- susurré.

-No- advirtió negando con la cabeza- Te quiero a mi lado- y me besó.

Con ese beso, todo lo de ayer quedó olvidado. Sostuvo mi nuca mientras su lengua me hacía dejar de respirar, recorriendo toda mi boca en una danza sensual. Lo tomé del cuello de su camisa y lo atraje más hacia a mí, desesperadamente, quería más, más, quería hundirme en él.

Mi espalda tocó la cama otra vez, y su peso sobre mí me hizo sentir dichosa, mientras sus manos recorrían mi cintura y mi pecho por encima de mi camiseta, no me tocaba como ayer, llevado por la lujuria, sino como queriendo saber que era real, que yo en verdad estaba ahí, tanto como yo.

Broken Sin / 18+Donde viven las historias. Descúbrelo ahora