16- Miedo

792 54 5
                                    

-¿Estás bien? ¿No fui muy rudo?- Preguntó Adam con preocupación mirando todo mi cuerpo.

Me reí- No claro que no, si lo hubieras sido te habría pedido que pararas, ¿Recuerdas?- le acaricié el cabello, con nuestro cuerpos aún entrelazados- Fue increíble- sonreí.

-Ya lo creo, no sabía que te gustara que te hablara sucio- sonrió de lado, acariciando levemente mi cintura.

-Yo tampoco- admití- Pero al momento que lo dijiste, fue...-

-¿Sorprendente, mágico, lo mejor que te ha pasado en la vida?- dijo divertido.

Le di un golpe en el pecho y se echó a reír- Es una suerte que seas tan humilde- rodé los ojos y lo aparté- Pero podría decirse que sí, una de esas palabras lo describe- le guiñé un ojo y busqué mi ropa tirada por todas partes para poder vestirme.

-¿Ya te quieres ir? ¿Segura que no hay más cosas que quieras probar?- dijo con voz gruesa, me giré para verlo y se había quitado la camiseta de cirujano para ponerse la que traía antes, dándome un espectacular show de sus abdominales que jamás me cansaba de ver.

-¿Hoy?- me escandalicé- No creo tener fuerzas, ni siquiera tú- me reí.

-Con sólo verte se me renuevan todas las fuerzas, Mara- dijo en voz baja, se había quedado con la camisa a medio abotonar, recostado otra vez en el escritorio mientras me veía ponerme el brasier y las bragas.

Sentí la cara arder y aparté la vista, ¿Cómo hacía para saber qué decir en el momento indicado? ¿Es una práctica de años o... decía la verdad?

Es verdad que Adam me hacía sentir como una diosa del sexo, me había dicho que estaba enamorado de mí, pero parte de mi pensaba que quizá todo lo que me ha mostrado y echo sentir hasta ahora, sea porque no ha tenido una sumisa en un buen tiempo, y se ha aguantado bastante, y por supuesto, la otra parte quería creer que lo decía enserio, que todo esto no era solamente deseo carnal...

Si mi vida con Adam iba a ser así siempre, lleno de aventura, pasión, momentos en los que sólo podíamos charlar por horas en las noches, abrazados viendo una película, saber que nunca vamos a aburrirnos uno del otro, o desear a otra persona porque siempre podríamos intentar nuevas cosas... las ganas de decir que sí a ser su sumisa eran demasiado fuertes, de hecho, quería decírselo ahora mismo...

-¿Mara?-

-¿Ah?- sacudí la cabeza volviendo a mirarlo.

-¿Todo bien? Te quedaste callada un rato- dijo arqueando una ceja.

-Sí, claro, todo bien, sólo tengo un poco de sueño- fingí una sonrisa y me terminé de vestir.

-Bien, entonces nos vamos- dijo cálidamente antes de darme un beso en la mejilla.

Al cabo de unos segundos ya estábamos de vuelta en el ascensor, Adam no me apartaba de su lado ni un segundo, todo el tiempo manteniendo una mano en mi espalda baja, y mirando con recelo a cualquier persona que nos ojeaba.

-Espérame aquí un momento, ya vengo- dijo ayudándome a sentar en una banco frente a la barra para luego volver a perderse en la multitud.

Miré mi reflejo en el espejo que había tras el gigantesco estante de bebidas de los barman, y me llevé un susto de muerte: traía el maquillaje totalmente corrido, el cabello como si me lo hubiese estado secando todo el día con secador y luego salido con una lluvia espantosa. Intenté arreglarme con una servilleta el maquillaje, pero era peor, parecía que sólo lo embarraba aún más.

-Esa tuvo que ser una buena cogida-

Me giré rápidamente al intruso que había dicho eso a mi lado, y un hombre que aparentaba ser sólo unos pocos años mayor que yo me miraba con ojos hambrientos mientras me analizaba de pies a cabeza, traía el pecho descubierto y un enorme tatuaje justo en el medio llamaba la atención: "Jason", estaba escrito en grandes letras gruesas, y tenía un cuerpo flaco y algo trabajado, la barba desarreglada que traía no le sentaba bien, así como el pelo largo y grasiento por los hombros.

Broken Sin / 18+Donde viven las historias. Descúbrelo ahora