14- La puerta cerrada

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-Ahora-

-¿Entonces era muy obvio todo este tiempo?- pregunté mientras él me daba besos por toda la cara y el cuello.

Largó una risita- No tienes ni idea- se incorporó sobre sus codos a ambos lados de mi cabeza para verme con una sonrisa de lado- Desde que te vi en el ascensor, me di cuenta, además de cómo reaccionabas cuando te pedía algo, me dije, es una sumisa empedernida- se rió cuando le di un golpe en el pecho.

-Bueno pero tu tampoco eras del todo discreto, desde diez metros podía ver que eras un dominante- lo desafíe con la mirada.

-Sí, claro, cualquiera diría que es por mi trabajo, nada más- se encogió de hombros.

-Ajá, como digas Henderson- me burlé con una mueca- Sólo falta que me digas que tienes un cuarto de juegos- me reí, pero me miró alzando una ceja- ¿Tienes un cuarto de juegos?- dije atónita.

-¿Qué crees que es el cuarto cerrado de enfrente?- sacudió la cabeza hacia atrás-¿Quieres verlo?- dijo diabólico.

Me sonrojé- Eh... bueno, sí- dije desviando la mirada.

Adam se rió con más ganas- Eres tan tierna- negó con la cabeza divertido antes de darme un beso- Vamos, te lo mostraré, pero ve al baño primero- dijo ayudándome a levantar.

-¿Por qué?- dije alzando una ceja.

-Por que es bueno después de tener sexo, Mara- me guiñó un ojo y me puse más roja- Previene infecciones, y mañana te daré la pastilla para evitarnos preocupaciones- dijo yendo a buscar algo en su mesita de noche.

-¿Tienes todo pensado, eh?- dije sorprendida y fui al baño, luego de tomar su camiseta y pasarla por mis hombros.

Cuando me miré al espejo, no me reconocí al principio, esa chica de ahí brillaba, no recordaba la última vez que me vi así, de por si ya noté cambios cuando vine a quedarme con Adam, pero ahora, whoa, era increíble. Me reí. No podía creer lo que acabó de pasar, perdí mi virginidad con no otro que Adam Henderson, y fue asombroso.

Salí del baño con aire contento, y vi a Adam esperándome en la puerta de enfrente con sus boxers puestos, recostado en la pared con los brazos cruzados... quería tomarle una foto, madre mía, pero si está bueno el desgraciado.

-¿Has entrado ya a uno?- preguntó cuando me puse frente a él.

Negué con la cabeza, pero él ya conocía la respuesta- Bien- me enseñó la llave que tenía en mano, que traía un llavero de la Torre Eiffel- Sólo te lo voy a mostrar, aún no estás lista para nada de eso- dijo con un guiño en me hizo resoplar.

-Sólo abre la puerta- dije rodando los ojos.

Adam se rió de mi reacción y abrió la puerta, encendió la luz y me invitó a pasar primero.

Tragué saliva. No sabía lo que estaba esperando, pero esto definitivamente superó mis expectativas.

La ventana que daba afuera, así como en su habitación, estaba cerrada y tapada con una gran pesada cortina de color marrón. Y todo lo que iluminaba el lugar eran dos candelabros de cristal. Si en toda la casa no había nada colgado por las paredes hasta que vine yo, ahora sabía por qué, pinturas al óleo estaban en las paredes libres dónde no había armarios o esa X gigante de madera que sabía era para amarrarme de brazos y pies. Eran increíbles escenas sexuales que eran dignas de tener en un museo, pero aquí hacían justicia a lo que querían transmitir, podía sentir el calor subir y subir por todo mi cuerpo, y mi corazón latiendo con fuerza mientras miraba el cuarto.

Broken Sin / 18+Donde viven las historias. Descúbrelo ahora