15- Dungeons

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Cuando por fin pude persuadir a Adam de que me sacara las manos de encima e irme a probar más ropa, pudimos salir de Dragon Tail con unas cinco bolsas en mano; me había hecho desfilar cada atuendo frente a él, y prácticamente todas le gustaron. Y al ver el precio en la caja registradora, casi me caigo de espaldas y me sentí automáticamente mal y fuera de lugar, pero él pareció notarlo y me tomó de la barbilla para que lo viera a los ojos.

-Ni te atrevas a sentirte mal, el dinero es lo de menos, y si es para ti entonces con más razón voy a vaciar toda mi cuenta bancaria, te mereces mucho más- había dicho antes de darme un beso en la mejilla.

Aquello me había hecho sonreír un poco, pero el malestar no se fue sino hasta que pasamos frente a un escaparate de Victoria's Secret, y prácticamente arrastré a Adam adentro, que estaba algo reacio, pero también parecía querer verme en alguno de aquellos modelitos que los maniquís vestían muy bien.

Por poco no lo volvemos a hacer ahí, pero había mucho gentío y se tuvo que aguantar. Me compró cuatro modelitos, uno negro, otro rojo, otro blanco y otro azul, y me hizo probármelos frente a él, uno por uno, de alguna manera se las arregló para colarse dentro del probador a pesar de que una guardia controlaba que ibas a llevar adentro y debías de salir con la misma prenda para saber que no lo robabas.

Cuando llegamos a casa, corrí escaleras arriba luego de bajar las bolsas de compras y saludar a Fred, Adam me dijo que vaya a arreglarme y me pusiera lo que encontraba más cómodo, que de todas formas todo me quedaba excelentemente bien, según él.

Elegí el vestido de punto y el modelito negro, me maquillé lo mejor que podía, me lavé y sequé el pelo, y Adam había tenido que ir a ducharse en el baño de invitados para poder llegar a tiempo, la verdad no había una hora real, pero él quería llegar temprano para evitarse paparazzi y algunas personas en el lugar.

Por suerte había traído mis tacones negros, que los agarré a último momento por una corazonada, y me los puse al tiempo que agarraba mi perfume y me echaba unas cuantas gotas. Adam ya estaba esperándome abajo, estaba de espaldas a la puerta del jardín, vestido con una camisa negra y pantalones de vestir, su colonia me llegó como una brisa cálida, y cuando se dio vuelta me quedé sin aire. Por lo visto le provoqué la misma sensación, por que se quedó mudo unos segundos.

-Whoa... Mi Dios... Mara, eres bellísima- dijo cuando finalmente pudo hablar, con una sonrisa reluciente en los labios.

Me reí- Tu tampoco te ves nada mal- dije antes de morderme el labio.

Su mirada risueña se mezcló con esa oscura, esa que daba un vuelco mi corazón, era la mirada que ponía cuando en cualquier momento iba a perder el control y me pondría contra la pared o contra sus piernas y me haría suplicar por más, y oh, yo amaba esa mirada.

Metió una mano en el bolsillo de sus pantalones y se acercó a mi aún con el puño cerrado- Si vamos a ir allá, tendrás que ponerte esto- abrió la palma frente a mi había un collar de cuero negro, muy fino y bonito, con un dije de plata en forma de círculo- Este es mi collar de entrenamiento, no te voy a dar el que pasa desapercibido porque todos allá deben ver que traes puesto uno, o las cosas se van a complicar- gruñó algo molesto.

-¿Por qué?- dije pasando unos dedos por la suave superficie del collar.

-Por que eres mía, Mara, y nadie aparte de mi va a tocarte- dijo serio, muy serio, que se me cortó la respiración.

Suya...

¿Cuántas veces había soñado con que alguien me dijera eso? ¿Que lo reclamara fervientemente?

Adam me siguió mirando con expectación a cualquier movimiento que pudiera hacer, y antes de siquiera pensarlo más, asentí con la cabeza levantando mi cabello para que él pudiera ponérmelo.

Broken Sin / 18+Donde viven las historias. Descúbrelo ahora