Capítulo 19.B

404 30 2
                                    

+18||Esposa||

+18||Esposa||

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

•×•

Todo sentimiento forjado en el tiempo había quedado expuesto luego de esa intensa discusión con quien ahora era su esposa. Mucho se sabía de ella, pues Neferet podía traducir su estado de ánimo a través de su actitud, de cómo se movía, de cómo se perdía en algunos momentos observando un punto fijo con una sonrisa plasmada. Ella era feliz. Y lo mostraba con orgullo al igual que el anillo en su dedo. Él no era el hombre de sus sueños, él era mucho mejor que eso. Él era todo para ella. Ese "vendrá alguien mejor" que, por cierto, con algunas complicaciones de por medio, por fin llegó.

Pero, ¿Negan? Él era un enigma. Su mente era un territorio inexplorado; peligroso e impredecible. La realidad es que nadie a excepción de Neferet lo conocía realmente. Todos estaban tan ocupados con su, al parecer, eterno (y justificado) odio, que tomarse el trabajo de ver cuán noble se había vuelto parecía algo inalcanzable. Pero... él también era feliz. De un modo que hace mucho tiempo no sentía. Pues existía, en ese vasto apocalipsis, una persona que le correspondía a su amor con la misma intensidad, y junto a ella había cumplido uno de sus mayores sueños, uno al que se resignó por dejar de creer en el amor. Era padre. Y aquello no se había dado en las mejores circunstancias, pero Alanna había llegado a su vida a través de ellas y estaría eternamente agradecido por eso.

No todo era color de rosa, sin embargo. Porque aunque fueran pocas las personas que quería y otras que solo respetaba, faltaba alguien para completar esa ecuación que lo hacia feliz.

Lydia.

Mientras un tazón de caldo humeante descansaba entre sus manos, Negan se preparó mentalmente antes de cruzar el umbral de la habitación donde esa persona se encontraba.

Ella permanecía sentada al filo se una mesa, entretenida con las caricias que le brindaba a Perro.

—Hola.— inició él, algo tímido.

Más Lydia nunca respondió a su saludo y un dolor profundo se instaló en el pecho de Negan al ver cómo lo ignoraba.

—Yo...— continuó al ver que de ella no existía iniciativa.—Creo que hoy no has comido nada.—

—Estoy bien.—

Negan suspiró ante esas dos simples y tajantes palabras, pero no iba a rendirse. Y por ello trató de ir directo al punto.

—Bueno, ¿Sabes? No puedo decir si es solo una de esas cosas mías o la locura de todos al movernos a una torre abandonada... o si simplemente me estás evitando.—

Después De La Tormenta ||Daryl Dixon; NeganDonde viven las historias. Descúbrelo ahora