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Cuando Neferet llegó al porche de su casa, estiró sus músculos con el sol mañanero chocando contra su cuerpo.
Tenía algo en mente. Algo que le dificultaba ocultar su sonrisa.
Un plan, uno más que simple, pero con una buena dosis de riesgo.
Un plan para llevar a cabo la sorpresa de Negan.
—No estoy muy seguro. —
—Gabriel, no voy a llamar a Daryl. Sabes que no quiero nada que ver con él y yo no quiero meter mi mano ahí. —enfatizó.
—Mira, yo sé eso. También sé que porque crees que Negan salvó a Nilo... —
—También ayudó a Aaron. —interrumpió.—Y tuvo la oportunidad se escaparse, yo no lo noté. —aseguró.—Aun así, se quedó y nos ayudó. —
—Sigo sin estar muy seguro. —
—Sé defenderme, y Brandom vigilará la puerta. — y aunque esto último le desagradara, no era una opción. —Si hubiera algún plomero en Alexandría se lo pediría, pero no hay y no voy a llamar a alguien de Hilltop para algo tan estúpido. —
Gabriel llevó sus dedos al puente de su nariz y se mantuvo así unos segundos en los que Neferet les rogó a todos los dioses de todas las religiones juntas.
—Bien. —
—Okay, pero te lo advierto, es un problema... Fuerte. Tardará un poco. —
[•••]
Neferet abrió la puerta de la entrada con una mirada que delataba fastidio a kilómetros de distancia.
Allí estaba Negan y Brandom.
—Son los ultimos dos cretinos en el mundo que quiero ver ahora, créanme. —
—Yo creo que somos adorables. —acotó Negan, llevando una cubeta y un desatascador sobre su hombro.
—Si, ajá. —espetó.—Pasa.—movió su cuerpo y Negan ingresó sin prisa, pero cuando Brandom quiso seguirlo la pelinaranja puso su mano, impidiéndolo. —Tú no. Me caes mal. —y cerró la puerta tras decir aquello.
Luego de eso, caminó a la cocina, en silencio y Negan la siguió mientras observaba la casa.
—Bien, dígame, señorita, dónde está el baño y el plomero Negan hará... —
Neferet volteó hacia él, con el ceño fruncido y luego sonrió con gracia.
—No creíste... —rió suavemente y apartó el desatascador que llevaba en su mano. —... Qué venías a limpiar mi baño, ¿o si? —
