Capitulo 19. B (II)

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||Cuatro Grupos||

La aparición de incontables olas de  muertos fue el detonador necesario para movilizar a la torre entera.

Dentro de todas esas paredes húmedas y viejas la gente se movía de acá para allá y las voces y gritos se alzaban de manera imperativa.

Neferet, sin embargo, no formaba parte de ese montón; pero si del que se movía con velocidad. Necesitaba con urgencia llegar a la planta baja y salir al exterior. Su lado mas irracional la impulsaba a cometer la locura de exponerse a cientos de caminantes, pero ¡Rayos! el padre de su hijo estaba ahí afuera y no podía permitirse perderle, ni por ella, ni por Nilo.

—¡Neferet!— Y ahí estaba esa otra voz, la voz de la razón. Negan. Agradecía que él existiera, él lograba poner sus pies en la tierra en momentos donde su mente se nublaba por completo. —¡Neferet!—

La circense alcanzó el pomo de la puerta que la llevaría a la escalera de emergencia.

—Neferet, ahora tenemos una niña. ¡Piensa muy bien lo que vas a hacer!—

Los dedos de la fémina se deslizaron por el pomo y acabaron por soltarlo en lo que un ápice de razón le devolvía algo de conciencia. Negan tenia razón. Sus hijos debían ser la prioridad en todo momento; ese era un pacto que también llevaba con Daryl.

El ex-salvador dejó fluir un suspiro de alivio mientras se acercaba. Acarició sus hombros, encontrando la enorme tensión que cargaba en ellos. Ella volteó, con la respiración agitada y sus dientes apretándose mientras parecía contener un sollozo dentro de su garganta.

—Mírame.— Le pidió, sosteniendo sus rostro con ambas manos para no dejarle caer la mirada. —Saldré a buscarlo, ¿Bien? Tú debes quedarte aquí con los niños, protegiéndolos.—

—No... Tú no debes...— Habló con dificultad. La forma en la que contenía su llanto tiño de un rojo intenso la punta de su nariz, estaba a punto de explotar. —Los susurradores te están buscando. Irán por ti si te ven.—

—Si debo hacerlo para que estés bien...—

Ella rió con levedad, negando con su cabeza la par que sus lágrimas salían con abundancia de sus oscuros ojos. Era increíble la forma tan devota en la que él la amaba.

—Es Daryl...—Argumento.—A veces me cuesta un poco entenderlo, pero es Daryl y él sabe muy bien lo que hace. Así que volverá —Sollozó. —Tiene que hacerlo.—

El bullicioso coro de gruñidos orquestado por los caminantes de allá afuera se coló adentro de la torre a través de las ventanas de vidrios rotos. La forma en que estos parecían estar más y más cerca, orilló a la circense a acercarse hacia la misma, moviendo con cuidado las cortinas. 

Ahí noto las diferentes formas de actuar entre Alpha y Beta; mientras la primera le dedicó tiempo y trabajo a cada una de las torturas que efectuó, Beta era atroz, irrazonable, él no había preparado ningún plan, él no quiso acabar con todos poco a poco, él fue con todo a eliminarlos.

—Tengo miedo.—Dijo una voz suave que no le perteneció ni a Neferet ni a Negan. Al voltear, Gracie los miró a ambos en busca de un consuelo obvio ante la falta de su padre, entretanto sostenía la mano de R. J.

Negan se movió hacia un costado cuando vio las evidentes intenciones de Neferet para acuclillarse frente a ellos. La circense miró a ambos niños mientras le sostuvo las manos que llevaban libres.

—No lo hagas. Estamos a salvo aquí. — Le aseguró.

—Has visto cuantos vienen.— Argumentó la rubia con inteligencia.—Más de lo que somos.—

Después De La Tormenta ||Daryl Dixon; NeganDonde viven las historias. Descúbrelo ahora