Capítulo 15. B

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||¿Otro último día sobre la Tierra?||

||¿Otro último día sobre la Tierra?||

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No tenía nombre ni identidad, era solo una neblina que enviciaba el aire como la bruma del mar. Que olía a sangre y apestaba a la mismísima muerte, pútrida y repugnante.

El inicio del fin comenzó ese día. El advenimiento de la guerra fue inevitable.

Esa mañana, varios cuchillos se clavaron en múltiples pinos. Al penetrar en ellos, resina cayó en bolsas hechas de la misma corteza. Y Beta vio realizarse con éxito uno de los pasos más importantes en ese día.

Por otra parte, no muy lejos de ellos, pero sí en la soledad, se encontraron Alpha y Negan en la vasta naturaleza.

En aquel silencio que ambos formaban, la calva extendió hacia el susurrador una rama larga y fina, pero flexible y resistente.

Y Negan no tuvo otra opción más que tomarla entre sus manos, emitiendo una ligera risa al encontrarse con una de esas situaciones retorcidas que sorprendentemente, no llegó a emocionarle.

Alpha lo ignoró, sin embargo, y subió la manga de su camiseta por encima de su codo.

—¿Pasé de nivel en la... perversión de los susurradores?— cuestionó él con gracia.

—Bromeas para ocultar tu miedo.— acusó ella con tranquilidad, dejando expuesto su antebrazo ante él, mientras que Negan fue forzado a incorporarse de la piedra donde yacía sentado. Fue muy fácil para él comprender la tarea que, en silencio, Alpha le había encomendado. Y la reacción que esto le provocaba se traslució con facilidad a su rostro. El desagrado lo embargó por completo. Al descubrir su antebrazo, Alpha también dio a relucir las múltiples cicatrices que se cernían sobre su piel; como dolorosos castigos impregnados en su oscura alma.

—Creo que ya te cortaron suficiente.— él mencionó apesadumbrado. Alpha volvió a ignorarlo y cerró sus ojos con el mentón en alto.

—Comienza.—ordenó.

Negan inspiró profundamente y elevó la ramita por encima de su hombro, soltando el primer corte que dejó un doloroso tajo escarlata sobre la blanquecina piel de Alpha.

Él gruñó adolorido solo por la vista, pero ella abrió sus ojos y pese al dolor que obviamente resistía miró con admiración aquella marca.

—Otra vez.— lo instó.

El ex-salvador maldijo para sus adentros y soltó dos golpes más. Alpha bajó su brazo, dándole fin a su propio castigo.

En él se pudo ver fácilmente el nulo gozo que obtuvo de la situación, y la nada misma de orgullo, pese a que sus acciones habían sido consentidas y realizadas con éxito.

Alpha recuperó aquella rama. Se incorporó como si el dolor no la agobiara realmente, y se acercó hacia él.

—Ahora, tú.—indicó.

Después De La Tormenta ||Daryl Dixon; NeganDonde viven las historias. Descúbrelo ahora