POR CULPA DE JUANA

VEINTICINCO

— ¿Cómo hicieron para entrar? —les pregunta Benjamin a Darek y Adria.

Estamos en una amplia habitación secreta a la cual pudimos acceder detrás de una pintura abstracta del casino, donde hay una puerta que da la ilusión de ser de oro o quizás si lo sea.

Luego hay muchos pasillos que nos traen hasta este lugar.

—Cuando los de seguridad intentaron sacarnos, les enseñe la tarjeta que te dio Harrison y entonces nos permitieron entrar —contesta Darek, totalmente descolocado. Sentimiento que compartimos con él ya que esto luce como algo clandestino—Ellos piensan que soy el recomendado de Harrison y que Adria es mi esposa.

—Así que hacerse pasar por nuestras esposas es algo que planearon juntas —Benjamin menciona y nos dedica una mirada severa—Adria, si tu esposo se entera en donde andas metida, vas a tener un grave problema.

Mi mejor amiga hace un movimiento de mano para restarle importancia a lo que ha dicho su primo.

—Gustavo no tiene por qué enterarse —le dice y le dedica una mirada cargada de irritación—Lo que ahora realmente me preocupa es esto —señala alrededor—Es una subasta ilegal.

Darek y Benjamin afirman con la cabeza, luego beben de su whisky.

— ¿Qué subastaran? —pregunta Darek con curiosidad.

—Mencionaron joyas, pero eso no es lo importante —intervengo—Estamos aquí por Alicia ¿La han visto? —pregunto para aligerar el ambiente, tengo una extraña sensación en la boca del estómago.

Se que esto no anda bien pero no voy a irme de este lugar sin saber de mi amiga.

El trío mueve la cabeza dándome una negativa, segundos después nos piden por los altavoces que tomemos lugar según nos indiquen los hombres de smoking que hacen parte del servicio. Darek y Adria son colocados en los asientos delante de nosotros.

La puerta de oro se cierra, las luces se apagan por un momento y cuando se encienden, en el escenario aparece el gerente del lugar y nos da una bienvenida demasiado eufórica para mi gusto.

—Entonces señor y por supuesto señoras, espero que tengan listas sus carteras, chequeras y tarjetas porque lo más emocionante va a empezar —todos los presentes se acomodan en sus asientos, están expectantes por lo que se viene.

A leguas se nota que el resto de los presentes ya están familiarizados con lo que sucede. Muchos lucen mayores, casi todos rondan los cincuenta años en adelante y las esposas son mujeres jóvenes, de hecho, me atrevería a asegurar que de todos los hombres, Darek y Benjamin son los más jóvenes.

Antes de entrar por la puerta de oro nos pidieron nuestros celulares y no nos quedó más opción que entregarlos, según argumentaron es para que no haya interferencias con el dispositivo electrónico que nos han dado, el cuál consta de un botón que libera un timbre para llamar la atención del subastador y pueda escuchar tu oferta.

Toda esta situación me tiene nerviosa, sólo quiero encontrar Alicia para que nos podamos ir de este lugar.

—Tranquila —Benjamin me dice al mismo tiempo que toma mi mano con la suya y la acaricia suavemente—Estoy seguro que la vamos a encontrar.

Su mirada se conecta con la mía y lo que veo en sus ojos me transmite paz y seguridad. Benjamin siempre me compara con un huracán, pero es él quien es un tornado de descargas eléctricas para mi cuerpo.

En respuesta yo sólo puedo afirmar con la cabeza, su tacto me envía oleadas de tranquilidad.

—La primera joya de la noche viene desde muy lejos, ha sido traída desde África, para ser específico desde las costas de Nigeria —el gerente del lugar habla por los altavoces desde el escenario y eso hace que los presentes empiecen a cuchichear—Con ustedes nuestra primera joya, ella es Aquamarine.