SIETE

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He bailado, reído, bebido y hasta fumado del cigarrillo de Darek, la verdad no tengo idea de qué hora es, pero no quiero que esta fiesta se termine.

Alicia baila muy bien, tiene unos movimientos de cadera que a más de uno ha llamado la atención, en especial al chico de cabello largo que esta noche ha decidido dejarlo suelto y le hace lucir más atractivo que nunca, ojalá él se pudiera dar cuenta de la manera en que nuestra rubia amiga lo mira, en especial ahora que ya no tiene novia.

La muy estúpida le estaba siendo infiel con su entrenador de yoga.

—Ya vengo, voy al baño —anuncio casi gritando por la música.

— ¿Qué? —preguntan los dos al mismo tiempo.

—Que voy al baño —digo y ellos asienten mientras que siguen bailando.

Cruzo el pasillo en dirección al baño, pero antes de alcanzar el último tramo me detengo de la pared, de repente todo mi mundo se tambalea. Mojitos, vino y cerveza ha sido una mala combinación.

Estoy tentada en seguir mi camino cuando escucho unas voces.

— ¿Entonces dime que está pasando? —logro escuchar cerca de la puerta del baño, desde el pasillo la música queda mermada y por el tono de voz que ejercen deja en claro que se está llevando una discusión baja.

—No está pasando nada ¿Okey? —La voz que contesta logra llamar aún más mi atención, es Benjamin—Y baja el tono de voz, no quiero que los invitados se den cuenta de nuestra pelea, no vamos a echar a oerfer el cumpleaños de Castiel.

—Me importa una mierda si la gente me escucha —dice el hombre aún más enojado y está vez reconozco la voz de León—Me importa muy poco que la gente escuche como le reclamo a mi novio que no hemos follado.

Mi boca se abre con sorpresa, eso no me lo esperaba, Benjamin y León son novios. Ahora entiendo su interrogatorio de cuánto tiempo me voy a quedar en el apartamento.

Con sumo cuidado me asomo un poco a través de la pared, Benjamin esta de frente pero no me ve porque su atención está fijada en el hombre que sostiene por los hombros como si tratara de apartarlo de él.

—Ve a casa, mañana podemos hablar y arreglar esto —Benjamin le pide más calmado. —Haz bebido mucho y no quiero pelear.

—Y si mejor me quedo contigo esta noche —dice el chico y cuando miro otra vez, veo como besa el cuello de mi compañero de departamento mientras que la tira su cabeza para atrás—Vamos al baño —le pide suplicante.

Una estela de besos asciende desde el cuello de Benjamin recorriendo su barbilla hasta llegar casi a su boca.

—Así no —dice apartándose.

— ¡Ves a lo que me refiero! —estalla el hombre al cual no le puedo ver la cara—Ahora hasta mis besos los rechazas.

Dicho eso el hombre da un puñetazo en la pared para luego darse vuelta y empezar a caminar en mi dirección.

Como la tonta y borracha que soy en un intento porque no me descubran, trato de huir rápido del lugar y me enredo en mis propios pasos cayendo al piso.

El novio de Benjamin pasa por mi lado sin darme importancia y sigue su camino echando chispas.

—No sé porque no me sorprende verte aquí —me dice Benjamin ayudándome a ponerme de pie.

—Lo siento, no fue mi intención escuchar tu conversación —le digo porque es cierto, aunque pude darme la vuelta y no lo hice—Voy al baño.

—No tiene importancia, León suele ser intenso —hace un movimiento de manos para restarle importancia.

POR CULPA DE JUANADonde viven las historias. Descúbrelo ahora