POR CULPA DE JUANA

TREINTA Y SEIS

Benjamin.

—No, no, no y no —Repito una y otra vez—Me niego rotundamente hacer lo que me pides.

Juana se cruza de brazos delante de mí al mismo tiempo que niega con la cabeza, sé muy bien que no se dará por vencida muy fácilmente.

Invite a Juana a una cita fuera de la casa, es sorprende que en el tiempo que llevamos juntos jamás hemos hecho algo cotidiano en pareja y sé que soy el culpable.
Escuchar como Jareth la invitaba a cenar me hizo abrir los ojos y darme cuenta que yo nunca lo había hecho, para una mujer es tan importante esos pequeños detalles.

Por mi renuencia a que los medios de comunicación interfieran en mi relación con Juana y que los paparazzi nos acosen para tomarnos fotografías he dejado de disfrutar con mi chica todo lo que la vida nos tiene por delante y he decidido cambiar eso, estoy dispuesto a que todo el mundo se entere de mi amor por Juana.

Y es por eso que me niego hacer lo que ella me pide, se supone que esta noche es de los dos.

—Entonces no te perdono —me dice y yo abro los ojos con dramatismo.

No puedo creer que Juana este siendo así de infantil, es por eso que decido ser el reaccional de la conversación.

—Amor, hoy es nuestra primera salida como novios y tú quieres que Jareth —alias el idiota demonio— venga con nosotros —le explico mientras me acerco un poco y ella retrocede un paso.

Juana cambia de posición recargando todo su peso sobre su pierna derecha.

—Mira chulito yo te voy aclarar tres cosas —menciona acercándose y empieza a enumerar con sus dedos—La primera es que tú y yo no somos novios, la segunda es que si acepte salir contigo es porque prometiste ayudarme a reunir a Darek y Alicia esta noche y la tercera, le debes una disculpa a Jareth por tu actitud de mierda hacia él —dice y tengo ganas de echarme a reír por su postura a la defensiva e infantil al mismo tiempo.

Pero decido llevar las cosas a su ritmo, si Juana quiere dramatismo en nuestra relación pues la tendrá.

—Pensé que éramos novios, acabas de romper mi corazón —expreso con fingida indignación—Todo este tiempo creí que eras mi novia y sólo me has estado usando para el sexo.

Me muerdo los labios para no echarme a reír.

Juana abre la boca en sorpresa debido a mis palabras y se acerca un poco más.

—Pues no, no somos novios porque tú no me las pedido —dice y es verdad—Además yo puedo decir lo mismo, siempre he estado disponible para ti a la hora de follar y también podrías estar utilizándome.

Al final de su oración me da esa mirada de seducción que tanto me gusta mientras me ojea de arriba hacia abajo, es por eso que aprovecho su cercanía y la tomo por su cintura para apegarla a mi cuerpo.

—Bueno esto lo podemos solucionar fácilmente —menciono mientras paseo una de mis manos más abajo de su cintura—Se mi novia para que podamos usarnos sin problema —coloco mi palma sobre su glúteo y apego su cadera contra la mía.

Juana enreda sus manos en mi cuello y sonríe mientras moja un poco sus labios con la lengua.

— ¿Ah sí? Según tu esto lo solucionamos así de rápido —me susurra con voz lasciva muy cerca de mis labios.

También se mueve un poco contra mis caderas y ya me tiene en sus manos.

—Si amor, ven y busquemos una solución en nuestra habitación —muy lentamente me acerco para besar su boca y cuando estoy a punto de tomar sus labios siento como me tira hacia atrás y pone distancia entre los dos.