TREINTA Y OCHO

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Benjamin.

Marco por enésima vez el número de Juana y me manda a buzón, intento una vez más porque seguramente debe estar ocupada ya que el lanzamiento de la campaña de los calcetines de Kleintong la tenemos casi encima.

Envío un mensaje de texto y tampoco obtengo respuesta, ya son las 5 de la tarde y todavía no he podido ponerme de acuerdo con ella para la sorpresa que le tengo preparada para esta noche.

—Gracias, de seguro a mi novia le encantara —le digo sonriendo a la chica que se encuentra detrás del aparador.

Ella me devuelve la sonrisa de forma amable mientras me tiende la bolsa con mi compra.

—Seguro que sí, señor Woodsen —asiento y entonces me retiro del lugar.

En cuanto llego al estacionamiento subo en el coche y guardo el paquete en la guantera, me coloco el cinturón de seguridad.

Tomo el teléfono del bolsillo de mi pantalón y reviso la aplicación de mensajes solo para confirmar que Juana no ha respondido, estoy a punto de bloquear la pantalla del dispositivo cuando me entra una llamada.

—Hola —lo saludo—Darek, ¿Cómo estás?

—Buenas tardes, Benjamin. Muy bien, gracias —lo escucho a través de la línea—Lamento si te interrumpo, pero necesito pedirte algo.

—Claro, dime —le contesto encendiendo el aire del auto.

—Me puedes comunicar con Juana —me dice y mi ceño se frunce—Tengo que hablar con ella a cerca de unas fotografías.

—Ella no se encuentra conmigo —le respondo enseguida—Esta en la empresa.

Escucho como Darek exhala al otro lado de la línea.

—No entiendo, yo estoy en la empresa y Juana no está aquí —él me dice y el corazón se me comprime en una extraña sensación—Alicia dice que tu fuiste a recogerla a la Universidad.

Inhalo hondo porque esta situación no me gusta para nada.

—No, no pude hacerlo —hablo y siento como el nerviosismo gana terreno en mi cuerpo—Tomo un taxi.

—Entonces, ¿Dónde está ella? —Darek me pregunta.

—No lo sé, voy para allá enseguida —pongo en marcha el auto.

○○○

—Debieron avisarme antes —bramo en dirección de las personas que están conmigo—¿Cómo es posible que sucediera esto? Juana no llego a la empresa y a ustedes no les pareció extraño.

Mi respiración es pesada y siento como la impotencia zumba por cada poro de mi cuerpo.

—Lo siento, Benjamin —Alicia se disculpa una y otra vez—Cuando nos despedimos en la cafetería de la universidad ella me dijo que irías a recogerla para traerla a la empresa. Entonces no se me hizo raro que no estuviera aquí cuando llegue, pensé que estaban juntos y que eventualmente llegaría.

Cepillo con los dedos mi cabello hacia atrás y exhalo fuerte.

—No debiste suponer nada —le digo encarándola y me siento muy enojado, no es con ella, pero aun así mi boca no se detiene—Tuviste que llamarme para confirmar que estaba conmigo. Juana puede estar en peligro y tu falta de iniciativa pudo joderlo todo —suelto más fuerte de lo que pretendo.

—Benjamin, cálmate —Darek me iguala en tono—Alicia no tiene la culpa de nada.

—Por favor, vamos a calmarnos todos —Jareth interviene desde otro punto de la oficina—Crear disputas entre nosotros no nos ayudara a encontrar a Juana.

POR CULPA DE JUANADonde viven las historias. Descúbrelo ahora