Sonrío una vez más al ver mi reflejo en el espejo, hoy es el día más feliz de mi vida y no puedo esperar más para dirigirme hacia el altar. Mi dicha es absoluta que siento que nada puede terminar con ella.
Estaba tan equivocada.
Adria, mi mejor amiga no para de moverse de un lado a otro y eso me hace reír a carcajadas, parece como si ella no hubiese pasado por esto antes y eso que apenas tiene dos meses de casada.
—No sé cómo puedes estar tan tranquila —dice tirándose al sofá y alisa arrugas inexistentes de su vestido de madrina de bodas—El día que yo me casé estuve a punto de volverme loca.
—Como no recordarlo —una sonrisa se desliza en mis labios e inevitablemente ruedo los ojos—Casi nos vuelves locos a todos.
Adria tiene intenciones de replicar mis palabras, pero termina afirmando con la cabeza dándome la razón.
—Además voy casarme con el hombre que amo, no tengo nada de qué preocuparme, hoy nada puede salir mal —añado al mismo tiempo que alguien toca la puerta.
Gustavo, el esposo de Adria aparece detrás de la puerta cuando esta se abre. Su cara demuestra preocupación y su cuerpo está muy tenso, de seguro mi amiga le contagió su manía de preocuparse por todo y sobre todo por cosas sencillas que siempre tienen solución.
—Ju-Juana disculpa que las interrumpa —su voz tiembla levemente al hablarme sin siquiera mirar en mi dirección—Adria, ¿Podemos hablar un momento?
A leguas se nota que hay algo que lo tiene muy nervioso, puedo notarlo... intuirlo.
—¿Qué sucede? —le pregunto inquieta y Gustavo no responde. Se queda estático con la mirada fija en su esposa y tengo la ligera impresión de que su respiración es pesada.
Los segundos pasan y su mirada me esquiva por completo, toda su atención está puesta en Adria como si con esa simple acción pudiera tener una conversación telepática con ella.
El ceño de mi amiga se frunce.
—Amor, estoy ayudando a Juana a retocar su maquillaje, después de la ceremonia podemos...
—Sólo será un momento —Gustavo interrumpe—Por favor, vamos —insiste y Adria termina aceptando a regañadientes.
Entonces él me dedica una mirada fugaz y sale de la habitación a esperar afuera.
Adria se disculpa por la actitud de su marido y dice que no tardará en volver para ayudarme con mi maquillaje y yo muy a mi pesar tengo que admitir que desde que Gustavo entró a la habitación, una extraña sensación se instaló en la boca de mi estómago, doy varias vueltas en círculo para tratar de calmarme y de convencerme de que todo está bien.
Todo tiene que salir bien. Planee una boda perfecta y no quiero que contratiempos de último momento arruinen el día más especial de mi vida.
Tomo mi móvil con intenciones de llamar a mi prometido, necesito escuchar su voz para calmarme y distraer mi mente mientras Adria regresa. En el momento que estoy marcando el número, ella vuelve a entrar en la habitación, yo cuelgo la llamada.
—Por fin volviste —le digo con alegría tratando de alejar malas sensaciones de mis entrañas.
Tomo asiento y trato de sonreír delante del espejo y una vez más me digo mentalmente que solo son ideas mías, aunque el rostro contraído de Adria no ayuda mucho a mi situación.
—Juana... —habla en un hilo de voz.
—Date prisa Adria, no perdamos el tiempo —pido e intento pasar saliva por mi seca garganta—No quiero hacer esperar a Fabián en el altar.
Mi amiga se acerca hasta colocarse detrás de mi espalda y puedo ver su reflejo en el espejo, sus gestos me ponen los vellos de punta.
Ella cierra sus ojos y entonces habla:
—Él no va a venir —dice y todo mi mundo se detiene, de pronto se siente como si hubiese sido desconectada de esta realidad, aunque puedo seguir escuchando a Adria—Fabián llamó... Juana, lo siento tanto.
Me empiezo a sentir mareada, mi espalda se tensa y mis manos empiezan a sudar. Un gemido ahogado escapa de mi boca y todo mi mundo se tambalea.
— ¿Qué dijiste? —pregunto en tono tembloroso—Claro que vendrá, él no me haría eso, Fabián me ama nunca me dejaría plantada.
Tiene intenciones de tocarme, pero aparto su toque.
—Fabián llamó a Gustavo para decírselo —mi estómago se revuelve con violencia al escuchar sus palabras—Pidió que te dijeran que lo lamenta mucho y que lo perdones pero que no puede casarse contigo.
Me niego a creer que eso sea verdad, ¡No puede ser verdad!
Me pongo de pie y mis piernas me fallan, sé que Adria me sostiene porque siento su tacto a mi alrededor, pero todo se siente tan lejano e irreal.
También estoy segura que mi amiga me está hablando, pero no logro entender lo que me dice, sólo quiero salir corriendo y comprobar que lo que ha dicho no es verdad.
Entonces empiezo a correr sin detenerme.
Sólo lo hago hasta el final del pasillo que da acceso al jardín porque me encuentro a mi madre en el camino.
—Juana, vuelve a tu habitación —exige ella mientras me detiene por los hombros.
—Dime que no es cierto —pido con la voz enronquecida por las lágrimas.
El nudo de mi garganta es tan intenso que siento que me cuesta hasta respirar.
—Tu padre se va a encargar de solucionar esto —dice y sus palabras me rompen por completo—Ahora vuelve a tu habitación que no queremos pasar más vergüenzas.
«No, no, no, no» me repito.
Ignoro lo que mi madre sigue diciendo y me abro paso hasta el lugar de la ceremonia.
Cuando llego a los viñedos me doy cuenta que todo está listo para que la ceremonia empiece, entonces corro en dirección donde han montado el altar.
Él no está allí esperando por mí.
En ese momento enloquezco.
—Fabián, Fabián, Fabián... —grito una y otra vez mientras lo busco entre los presentes.
Todos me miran con lástima y cuchichean a mi paso al mismo tiempo que me desplomo en el suelo porque la opresión de mi pecho es insoportable, el dolor me quema muy hondo de mi ser y sé que terminará destruyéndome.
Esto no debería estar pasando, se supone que hoy iba a casarme con el hombre que prometió amarme para toda la vida.
Pero ahora todo se ha convertido en una maldita pesadilla.
Una pesadilla que acabaría cuando lo conocí a él.
○○○
Estoy tan emocionada de traerles una nueva historia, he extrañado tanto escribir así que aquí vamos de nuevo, espero que les guste y contar con su apoyo.
Este capítulo va dedicado a una de mis mejores amigas, gracias por siempre impulsarme a seguir escribiendo este libro.
Así que sin que decir, Bienvenido/a.
—Uxi
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POR CULPA DE JUANA
RomanceJuana ha sido lastimada y aguarda en su interior una profunda tristeza pero a pesar de todo enfrenta la vida con una sonrisa en la cara. Debido a un suceso bastante demoledor en su vida, ella decide realizar un diplomado en Londres y tiene planes d...