DIECISIETE

409 40 55
                                    

Benjamin.

No dejo de jugar con mis dedos para matar el tiempo mientras espero por mi turno. Los nervios previos están acabando conmigo, es por eso que decido pensar en otra cosa para distraerme un poco.

Desde hace una semana que los chismes acerca de Alicia no se hacen esperar en los pasillos de la agencia.

Chismes que, por supuesto no valen la pena escuchar, ya que hace dos días lo hice y me trajeron muchos problemas.
Estuve a punto de agarrarme a golpes en el set de grabación con Brett Bernardeau, el afroamericano que también es modelo exclusivo de Kleintong.

Me falto muy poco para golpear su rostro cuando escuche que hizo un comentario ofensivo en contra de la rubia mientras nos maquillaban. Descarté la idea de partirle la boca cuando recordé que debíamos grabar una toma para un comercial de la marca.

Ese mismo día también tuve una fuerte discusión con Darek en el estacionamiento, antes de irme de la empresa porque escuché como le gritaba a Juana por haberle ocultado que Alicia era una bailarina de cabaret y prostituta, esto último obviamente se trata de un mal entendido. Juana me dijo las razones que llevaron a su amiga a trabajar en ese lugar y me dejo claro que ella no se vende a los clientes, yo le creo, confío en las dos.

Ahora mismo me encuentro en una pequeña salita de espera en el hospital donde trabaja Castiel, ya que me deje convencer y voy a tener una cita con una psicóloga amiga de él.

Doy un respingo cuando siento que una mano aprieta mi hombro, volteo en esa dirección y lo miro.

—Tranquilo amigo, todo va a estar bien —Castiel me dice y yo le sonrío levemente al mismo tiempo que asiento con mi cabeza.

Esa frase dicha de sus labios sigue teniendo el mismo efecto en mí, como cuando tenía dieciocho años, le sigo creyendo como lo hice en esa noche que me encontró, en esa noche que nos salvó.

Los recuerdos de ese día se filtran una vez más en mi memoria y solo logran torturarme, ansío tanto olvidarme de lo que sucedió, pero no lo consigo, mi mayor aspiración es poder superarlo como ella lo hizo.

—Gracias —murmuro y él me da una negativa de cabeza para restarle importancia, camina hasta colocarse delante de mí y toma asiento en el mueble más próximo—Gracias por todo lo que has hecho por mí en estos doce años de amistad.

— ¿Ya han pasado doce años? —me pregunta en tono pensativo.

—Sí, desde hace doce años que cargas con mi mierda —pronuncio y Castiel hace un gesto de indiferencia.

—No te ofendas amigo, pero debo confesar que has sido un verdadero dolor en el culo —contesta y rompo en una carcajada corta. Él también sonríe un poco.

—Tampoco te hagas la víctima —le digo sin dejar de sonreír—Te recuerdo que tú has sido como una patada en las bolas.

— ¿De qué hablas? —Inquiere con gesto ofendido mientras arregla su bata médica—En este matrimonio amitóxico yo he sido la ama de casa que siempre lo perdona todo, mientras que tu solo te has dedicado a ser un neandertal y cavernícola.

Una pequeña sonrisa se desliza en mis labios y sacudo mi cabeza en una negativa.

— ¿Sabías qué? Cuando te refieres a neandertal y cavernícola es lo mismo porque son sinónimos —le explico con una sonrisa sarcástica—Debes de aceptar que en esta relación amitóxica yo soy el más inteligente, aunque tú seas el que tiene el título de Cardiólogo.

Abre su boca para contestar y solo balbucea, entonces la cierra de nuevo.

No puedo parar de reír por mi victoria ante Castiel, en esta relación amitóxica —amistosa— no muchas veces tengo la oportunidad de dejarlo callado.

POR CULPA DE JUANADonde viven las historias. Descúbrelo ahora