DIEZ

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Me quedo pasmada tratando de asimilar todas las emociones que se debaten en mi interior, no entiendo que hace él aquí.

No comprendo que busca al presentarse después de tanto tiempo.

Su presencia me destroza de manera inimaginable, mi alma se encuentra desecha y los recuerdos se cuelan en mi mente para torturarme. Esos donde él me deja plantada y todos murmuran mi desgracia mientras que me desplomo en mi miseria, en especial recuerdo aquello que perdí por su culpa, eso que ni siquiera sabía que tenía.

Fabián se mueve en el momento que se percata del estado en que me encuentro. Estoy temblando de pies a cabeza y los latidos de mi corazón son frenéticos, tanto que me resultan dolorosos.

—Aléjate, ni lo intentes —le digo con la voz quebrada por las emociones—No sé qué haces aquí, pero vete ahora mismo.

—Juana... —pronuncia y lo odio, odio que finja estar descompuesto porque no es así—Por favor déjame explicarte, voy a decirte cómo sucedieron las cosas.

Una sonrisa carente de humor sale de mis labios y quito con el dorso de mi mano una lágrima traicionera que baja por mi mejilla.

—No quiero escucharte, ni mucho menos verte. Fueron muchos meses en los cuales no hacía otra cosa que preguntarme una razón, hubieron días eternos donde siempre quise una explicación de tu parte, deseaba saber porque me dejaste si decías amarme —las lágrimas son imposibles de contener, cada palabra que sale de mi boca cala muy profundo en mi ser—Pero ahora que estás aquí no quiero saberlo, nada de lo que digas justifica lo que me hiciste.

—Yo lo sé, cariño ... —dice mientras que se acerca un poco, yo por mi parte me siento asqueada por la manera en cómo se ha dirigido a mí—Estoy seguro que me odias y que nada justifica lo que hice pero te aseguro que cuando te explique me vas a entender —vacila un poco pero avanza otro tramo en mi dirección.

— ¡Que no te acerques! —Grito y alejo su mano cuando trata de tocarme—Ni siquiera soporto tenerte cerca.

—Por favor, no me digas eso —pide mientras que yo retrocedo.

— ¿Y qué quieres que te diga? —Espeto fuerte en su dirección, al mismo tiempo que la puerta del apartamento se abre y a pesar de que Benjamin aparece en mi campo de visión, yo no estoy lista para detenerme—Te recuerdo que me dejaste plantada sin importarte la humillación que iba a sufrir, ahora no pretendas hacerte la víctima.

La cara de Benjamin se contrae en un gesto que no logro descifrar ya que solo capto su imagen con el rabillo del ojo y las lágrimas no me ayudan mucho.

—Solo escúchame —dice Fabián—Déjame...

—Yo te amaba —confieso y entonces me dejo ir cuando un sollozo estrangulado escapa de mi garganta—En realidad lo hacía y tu solo desapareciste. Quise morir en el momento que caí en cuenta que no ibas a llegar a la ceremonia, deseé muchas veces estar muerta porque creí no poder soportar todo lo que me provocaste con tu abandono.

Me siento agotada emocionalmente, solo quiero que esto termine porque el dolor de mi pecho ahora mismo es insoportable.

No sé qué me pesa más si la presencia de Fabián o la mirada de tristeza que me dedica Benjamin.

Pero de algo estoy segura, no quiero que mi compañero de apartamento sienta lastima por mí, eso si no lo soportaría.

—Dejarte ha sido lo más doloroso que he hecho en mi vida —dice con la voz quebrada pero no le creo.

Poco a poco algo más se apodera de mi cuerpo y de repente me siento mareada, tanto que tengo que retroceder en mis pasos para sostenerme contra la pared.

POR CULPA DE JUANADonde viven las historias. Descúbrelo ahora