POR CULPA DE JUANA

TREINTA Y UNO

El corazón me late muy de prisa y la emoción del momento me tiene muy excitada.

Y claro que Benjamin ayuda y mucho.

Sus besos tienen la capacidad de volverme la respiración un desastre y al mismo tiempo hacerme respirar en paz.

Desde hace unos minutos que estamos encerrados en el baño del avión y llegados en este punto la verdad me importa una mierda si alguien llega a tocar la puerta, estoy segura de que si eso llega a suceder soy capaz de mandar a la mierda a quien tenga la osadía de interrumpir este momento porque llegados hasta este punto no vuelta atrás.

Mis medias de encaje largas que cubrían mis piernas y zona interior ahora mismo se encuentran en mis tobillos, enredadas con mis tacones de punta al mismo tiempo que Benjamin me tiene arrinconada contra la pared.
Y cuando él chico que me besa se separa de golpe de mí con la respiración hecha un desastre y me sonríe de tal manera que me pone a temblar de pie a cabeza, tengo la seguridad que lo que viene a continuación será una de las cosas más excitantes en mi vida.

Benjamin sin decir palabra alguna se pone en cuclillas delante de mí y me despoja de mi calzado, acto seguido lleva sus manos hasta mis bragas de algodón y las desliza fuera de mí junto con las medias que estaban en mis tobillos.

Sin perder el tiempo tiro de él para poder ayudarlo con sus pantalones y que estos sean deportivos y de elástico en la pretina ayuda mucho ya que rápidamente ceden junto con el bóxer dejándolo a la vista en todo su esplendor.

—Me ayudas un poco —dice acercándose y me tiende un pequeño cuadro de aluminio.

Rápidamente desgarro la envoltura del preservativo y se lo coloco, mientras lo hago también me dedico a acariciarlo.

Entonces aprovecho su cercanía y lo beso rápido, duro y húmedo, cuando me separo de él puedo ver un hilo de saliva que conecta con su boca en la mía, Benjamin no se detiene ni por segundo ya que rápidamente me da vuelta en mi lugar y me coloca de espaldas.

Ahogo un gemido de sorpresa ante su acción al mismo tiempo que Benjamin sube mi vestido, entonces me inclino haciéndole saber que estoy lista para él.

—Eres lo más sexy que he visto en mi vida —dice y siento como sostiene mi vestido, acaricia mis nalgas y se acerca para colocarse en mi entrada.

Lo miro por encima de mis hombros y le regalo una sonrisa.

—Hazme tuya, Benjamin.

Y es todo lo que necesito para que su miembro se abra paso en mi interior de una sola estocada. La humedad de mi zona hace que todo sea más fácil, en especial cuando se empieza a mover contra mí en movimientos acelerados.

La posición me resulta tan excitante y soy consciente como en cada movimiento duro, hace que me moje más y que esto intensifica mi placer, tanto que me es casi imposible mantenerme de pie.

Benjamin parece darse cuenta de eso ya que una de sus manos abandona mis caderas y la lleva hasta la altura de mi rostro y se detiene con su palma contra la pared, al mismo tiempo que lleva la otra por debajo de mis senos y me sostiene para él y también aprovecha para tocarlos con las puntas de sus dedos.

No puedo ver su rostro, pero estoy segura que ahora mismo es de puro placer, lo sospecho por los sonidos entrecortados que salen de sus labios, sonidos que estoy segura que trata de reprimir para no ser escuchado por los pasajeros del avión.

Quiero que esto también sea placentero para él, es por eso que decido ayudarlo un poco y me sostengo de la pared con una de mis palmas mientras que la otra lo busca hacia atrás y cuando encuentro su cabeza tiro de él y en esa posición lo beso y una nueva sensación de placer me embarga al sentir su succión y mordidas desesperadas.