Karma | Iván Guzmán

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14| Karma

"A veces no sé si realmente eres el amor de mi vida o alguna especie de mala jugada del karma en contra mío"

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—Yo insisto en que volvamos a ir a Australia—Alba propone un destino diferente al que estamos debatiendo ir a visitar este fin de semana.

Mi relación con mis amigos mejoró a la fuerza, muy en mi contra, ellos utilizaron a mis padres para que nos vuelvan a unir con la única condición de que no pregunten el porqué estuve y estaré, aunque no lo sepan, distante.

No dejan de preocuparme sus vidas pero si ellos insisten en quedarse a mí lado ya no puedo hacer nada.

La semana transcurrió más rápido que la anterior, hoy ya nos encontramos a viernes y a pesar de que dejamos a último momento el decidir nuestro típico viaje de fin, nada será imposible para organizarlo en un par de horas. Muy dentro mío también estoy usando este viaje de excusa, debo irme del país antes de que Iván vuelva por mí, hasta ya me estoy arriesgando al no irme aún.

Con prisa me despido de mis amigos acordando que confirmaremos el horario de partir en el jet de la familia de Charly por mensajes. Debo ir a almorzar y comprar mis trajes de baños para llevar al destino tropical que elijamos.

Me paseo por los pasillos del tercer piso de la tienda que visité la última vez que vine al centro comercial, sin hallar algo que me guste, por lo que frustrada me siento en uno de los sofá que hay allí. Mi teléfono vibra y antes de tomarlo veo de reojo al guardaespaldas que no ha dejado de perseguirme en toda la semana, su mirada está al frente pero no me observa directamente, lo agradezco ya que muy pronto acabaría con mi paciencia sino.

Una llamada entrante de un número desconocido vuelve mi atención al aparato en mis manos, atiendo sin preámbulos ya que sé quién es.

—¿Dónde andas plebe?—Por costumbre estaba  apunto de blanquear mis ojos hasta que reconocí la voz de Ivanka.—Hola, primero.—Se corrige.

Los próximos minutos entablamos una conversación casual en el que me cuenta lo que ha hecho durante la semana, también me relata acerca de la fiesta que están organizando con anticipación por su cumpleaños y el de su hermano. Una fiesta con duración de cinco días en la que su padre no está de acuerdo peor a los niños no les interesa, les vale madres dijo Joaquín.

—Desde ya estás invitada, mi madrastra no puede faltar.

—No me digas así—Digo con una risita—Se siente extraño cuando puedes ser mi hermana.

—Pues dile a mi padre, que le gustan las jovencitas.—Refuta así sin más y un cosquilleo recorre mi espina dorsal. Que hable con tanta naturalidad sobre estos temas y su padre sólo me hace preguntarme a mí misma ¿Cuántas mujeres más les ha presentado a sus hijos para que lo tomen con tanta franqueza? Un sabor amargo estalla en mi boca, nunca me gustó no sobresalir entre los demás, sentir o dudar que muy probablemente soy una más en su lista me inquieta y enfada, me da dolor de cabeza de solo pensar que aunque me disguste no puedo alejarme de él ni confesar mi pesar con nadie, que además su familia podría estar riéndose en mí cara y toda esa situación me asfixia.—Amber ¿Estás allí?

—Em... pues, sí—Balbuceo.—¿Qué decías?

—¿Dónde te encuentras?—Respondo con torpeza sin ser consciente totalmente de la información que doy. Siento sobre mis hombros y mente el estrés de toda la semana, de medir mis palabras de mi propia familia o amigos, estar atenta a todos lados donde voy por mi propia seguridad a pesar de llevar un escolta, los pequeños detalles que no han dejado de aparecer encima de mi cama cada que ingreso a mi habitación o a mi auto y muchas más situaciones que me trajo el tratar con Iván me ha mantenido muy dispersa prestando atención a cualquier cosa menos a lo necesario y debido.—¿Neta? ¡Esa tienda es de...!