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N.A: ¿Querían detalles? Tienen sus detalles pero yo quiero mis comentarios bebéss

ºººº


Los suspiros y nuestras respiraciones agitadas son el único sonido que se oyen en la habitación. La fina capa de sudor que cubre nuestras cuerpos en estos momentos no importa, ambos tenemos un solo objetivo y buscamos el mismo fin.

Muerdo mis labios y empujo por los hombros el cuerpo de Iván que se deja caer sobre la suavidad de la cama que lo envuelve, ahora soy yo quien toma el control estando arriba, dominando su cuerpo y siguiendo al compas para acoplarme a sus embestidas.

Sus manos masajean mis pechos que se mueven con cada arremetida violenta y pronto Iván se reincorpora dejando de morder su labio al observarme para atacar el valle de mis senos, mis clavículas y mandíbula, torturándome al ignorar mi cuello.

Al contrario de quedarme quieta, cuando noto que el agarre de sus manos comienzan a ser cada vez más bruscas muevo mis caderas, chocando nuestras pelvis y por consecuencia ese sonido se combina con el resto.

—Me estás...—La voz de Iván ahora es más ronca, su tono es bajo y mi piel se eriza cuando nuestras miradas se cruzan e involuntariamente esa conexión no se acaba, formando un extraño momento cargado de placer.—..volviendo loco.

Aferrarme a su cuello con mis brazos es mi única reacción al sentir la deliciosa sensación de mi orgasmo comenzar en mi bajo vientre, Iván al notar hace más violentas y rápidas sus embestidas, lleva una de sus manos a masajear mi clítoris palpitante y la otra a estimular y jugar con mi erecto pezón arrancándome gemidos. Quien me está volviendo loca ahora es él con todas las sensaciones y estímulos que me brinda, sentir su entrepierna chocar con la mía, su respiración en mi oreja y su aliento chocando mi cuello hacen llegar el orgasmo que deja mis piernas temblando y que nubla mi vista y mi audición unos momentos, respirando agitadamente y sin tener fuerza en mis piernas para reincorporarme.

Cuando logro sentarme, esta vez sobre la cama, Iván parece abrir su boca para pronunciar unas palabras pero se ve interrumpido por unos golpecitos en la puerta lo cual nos hace alertar.

—Carnal, hazme el paro wey, vamos a pistear—Iván se estira para tomar su camisa azul y pasármela, no dudo en usarla cuando el hombre al otro lado vuelve a golpear la puerta.—¿Por qué cierras pendejo? Ya te he visto bichi.

—Alfredo no chingues, vete.

—Pues me voy, pero te vienes conmigo.

—Estoy ocupado ahorita.

—¿Haciendo qué picarón? Ta bien que el ligue con las morritas no se te dé tan bien como a mí pero ¿llegar a ese punto?—Me es imposible no soltar una carcajada cuando veo a Iván rodar sus ojos bufando, se nota cansado de Alfredo, creo recordar quien es.

Me pongo de pie pero caigo sobre la cama al primer paso, mis piernas tiemblan y no es broma que no puedo ponerme de pie pronto. Ahora es Iván quien ríe y la voz de Alfredo se hace presente una vez más, su hermano en cambio lo ignora y en silencio busca mi ropa interior por el cuarto, al hallarla llega hasta mí y con una sola mirada deduzco que me pide permiso, sin embargo, cuando por vergüenza quiero vestirme sola, lo hace él, me ayuda a ponerme de pie y tan pronto como puedo me sumerjo en el baño donde deseo ducharme, Iván toma con fuerza mi mandíbula para que mi boca quede expuesta a recibir sus besos poco delicados mientras que su otra mano aprieta mi cintura y empuja mi cuerpo a la helada pared.

—Vuelvo cuando pueda deshacerme de mi sombra—Río por su forma cansina de expresarse. Vuelve a besar mi boca y soy quien juega con las cadenas que cuelgan por su cuello atrayéndolo hacia mí en la guerra que tenemos con nuestras bocas y lenguas.

Karma | Iván GuzmánDonde viven las historias. Descúbrelo ahora