17

3.9K 254 20
                                    

Meta: 60 votos y 25 comentarios.

_____________

Golpeteo nerviosa mis dedos sobre mi falda corta, mis manos sudan y yo me concentro en disimular la incomodidad que me genera que Iván tenga sus ojos fijos sobre mí. Finjo no percatarme de ello observando la vista que me otorga el viaje en el avión privado del hombre sentado delante a mí, mientras él intentaba mantener una conversación entre ambos después de haberme acosado de esa forma, descubrió -por error mío- la razón por la que me encontraba en aquel lugar turístico al que me llevaron mis padres. Allí también la razón por la cual ahora estamos aterrizando en tierras medellinenses.

—¿Por qué dices que preferiste viajar a Medellín y no quedarte en las playas que tiene Islas del Rosario?

Pienso un momento antes de responder pues no quiero volver a equivocarme e implicarme en algo.—Simple curiosidad.

Noto como junta sus cejas pero aun así no objeta nada,la aeromoza que nos acompañó en el vuelo nos indica que ya podemos viajar y debo de admitir que no me sorprende cuando noto que una vez más el avión no aterrizó precisamente en un aeropuerto.

—¿Qué te gustaría conocer pues?—En silencio observo como bajan mi maleta, intentando esquivar mi respuesta—Amber.

—No lo sé, Iván, solo tenía curiosidad pero no sé donde ir.—Me encojo de hombros detallando el cielo soleado.

—¿Entonces?

—¿Ese es tu carro?—Consulto cuando noto que a unos cuantos metros se encuentra aparcado un coche de alta gama típico de los que suele usar él.

—¿Por qué?—La inseguridad en su contestación me hace reír con cierta maldad.

—Por que me enseñaras a conducir, Iván.—No me tardo más y comienzo a caminar con cierta dificultad al tener tacones finos y el suelo sea simple tierra, la ayuda de Iván tampoco se demora en llegar y tragando mi orgullo acepto la mano que me extiende y no me quejo del agarre en mi cintura.

—¿Cómo? Mi carros no se los presto ni siquiera a mi hijos, Amber.

—Pues conmigo será la excepción—Me encojo de hombros y me suelto de él cuando ya puedo caminar sin problemas. Con pequeños brinquitos mientras troto con dificultad al fin tomo y abro la puerta del carro.

—Amber, no.—Ignoro la severidad en su tono e igualmente me subo—¡Amber bájate, no sabes conducir plebe!

—Aun—Le regalo una sonrisa y bufando se sube del lado del copiloto. Ninguno de sus gesto me molesta, si él insistió en venir conmigo hasta aquí pues tendrá que soportar lo que eso conlleve.—Pero tú me ayudarás a aprender.—Muestro mis dientes fingiendo una sonrisa pues realmente mi intención es sacarlo de sus casillas, exasperarlo hasta el nivel de que después de este viaje no quiera perseguirme otra vez; y si es necesario volver a aprender a conducir para lograr eso, pues lo haré.

—Con mis carros no, Amber.

—Es un simple Mercedes, Iván, no exageres—Le resto importancia mientras continúa lloriqueando.


(...)

—Ahora ve con cuidado pisando el acelerador y relaja tus hombros que vas muy bien—Asiento sin prestarle atención a sus indicaciones.—Lo estás haciendo genial, nena.—Trago grueso al oír aquel apodo tan... tan.

—¿Puedo conducir yo ahora?—Iván me mira inseguro por lo que juego con mis labios y hago un puchero que lo hace dudar pues cierra sus ojos y tira su cabeza hacia atrás, luego asiente sin una pizca de entusiasmo.

Karma | Iván GuzmánDonde viven las historias. Descúbrelo ahora