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04 | Karma
"A veces no sé si realmente eres el amor de mi vida o alguna especie de mala jugada del karma en contra mío"



Entré a la mansión observando todo a detalle, como si fuese la primera vez que ingresaba a la casa que me vio crecer, atrapé mi labio inferior entre mis dientes cuando pude oír los gritos de mi padre. Genial, ni siquiera se han percatado de que habían secuestrado a su hija.

—¡Pero que te enfoques en las demás empresas Markus!

—¡Madeline me tienes harto mandoneándome!

—Princesa ¿Dónde andabas?—Mi mirada fue a parar en Simon cuando su figura apareció desde la puerta que daba al comedor principal.

—Em..—Aclaré mi garganta y jugué con mi tapabocas, el pequeño bote de alcohol en gel y el juego de llaves de la casa.—Estaba con Isaías.

—¿Ah sí?—Asentí confundida del por qué su actitud desconfiada y sospechosa.—Que extraño porque yo recién regreso de su despacho y no estabas con él.

—Oh es que..

—¡Massimo!—Nuestros padres bajando a toda velocidad por las escaleras de la casa me ayudaron a que la atención se desviara de mí.—¡Ese niño nos ayudará, Massimo!—Tapé mis orejas cuando papá pasó a nuestro lado corriendo con mi madre detrás suyo. Rodé mis ojos cuando Sim fue tras ellos, el chisme lo podía.

Aproveché que su atención se fue de mí y corrí escaleras arriba realmente atormentada y asustada sin ser capaz de idear un plan para salvarme de las garras de aquel delincuente psicópata.

Abrí el agua de la tina y comencé a templar el agua y a prepararla con aceites y sales especiales mientras que en mi teléfono marcaba el número de mi amigo Isaías.

—No hace falta que me rindas cuentas de por qué no llegaste.—Ni siquiera un hola pude decirle cuando él ya había respondido.—Estaba viendo las noticias sobre el atascamiento que produjo el tráfico a la salida de Polanco y... ¡Reconocí tu carro varado en medio de la calle mientras otras camionetas se iban a máxima velocidad y un tipo extraño conducía tu carro!

—Necesito que me ayudes Isa.—Me aseguré que la puerta de mi cuarto estuviera cerrada con llave y me metí al baño quitándome mi ropa con lentitud antes de meterme a la tina.—¿Qué sucede si sé del paradero de un delincuente y lo denuncio anónimamente? ¿Luego me buscarán para testificar o..?

—No vas a denunciar a Iván, Amber, es muy peligroso.

—¿Qué dijiste?—Me volví a sentar en la tina, entre asustada y sorprendida.

—Iván es mi amigo pequeña, él no es mala persona.

—¡¿Qué?! ¡Entonces tú le dijiste dónde iría!

—¡Oye no wey! No te pases Amber. ¿Cómo crees? ¿Qué sucedió? ¿Te hizo algo?

—¿Quién es ese wey, Isa? No entiendo nada. ¡Me quiere llevar a una hacienda! ¿Y si hay moscos y me pican?—Intenté quitar un poco de tensión en la última pregunta, a pesar de que igualmente me preocupara.

Pude oír la risa de mi amigo a través de la línea.

—Te puedo asegurar que a Iván le repelen los moscos, no tienes que preocuparte por eso.

—¿De dónde lo conoces?

—¿Te crees que te lo diré por una línea de teléfono?—Mordí mis labios intentando volver a relajarme y evitar responderle.—Sólo te puedo decir que vayas tranquila mañana, no te sucederá anda que tu no quieres sino te alejas de él.

Karma | Iván GuzmánDonde viven las historias. Descúbrelo ahora