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03 | Karma
"A veces no sé si realmente eres el amor de mi vida o alguna especie de mala jugada del karma en contra mío"


—¡Me parece una desconsideración y falta de higiene de su parte que me hayan tocado el cuerpo y el rostro con sus manos sucias que seguramente no desinfectaron y además me tengan en éste lugar de mala muerte, amarrada pasando frío, bueno no pero hambre sí! ¡Si van a pedir mi rescate háganlo de una vez y tendrán todo el dinero que quieran!

—¡Hagan callar a esa morra de una pinche vez o lo hago yo!—A pesar de encontrarme con mi cabeza tapada por un pedazo de tela o bolsa pude reconocer esa voz como la del hombre que se había encargado de que llegara desmayada hasta donde sea que me retenían, realmente me encontraba muy asustada pero más miedo aún tenía de contagiarme ese virus mortal. ¡Que horror!

—¿Por qué chingados la tienen así?—Una voz que no había escuchado antes hizo eco en el lugar que me retenían, al parecer era quien había llegado en el carro que había sonado a las afueras de donde me encontraba en contra de mi voluntad.—¿En qué momento les dije que la retuvieran como a una vieja corriente, imbéciles? En chinga me la desatan y pobre de ustedes en que le hayan hecho daño.

Antes de lo que me esperaba quitaron lo que impedía mi vista y por unos segundos sentí quedarme ciega, a pesar de que ésto se me quitó del susto que tuve al encontrarme con un hombre que me veía fijamente.

—¿Te encuentras bien morrita?—Fruncí mi ceño confundida e intentando estirarme lo más posible para alejarme del dorso de la mano de éste hombre que intentaba tocar mi sien y mi mejilla.

¿Qué tipo de secuestrador te pregunta si te encuentras bien?

—¿A ti qué te parece? ¡Y no me toques!

—Está obsesionada con la limpieza patrón.

El güero arrodillado frente a mí rió asintiendo.

—Lo sé.—Le respondió a la mujer que había hablado como si me conociera desde hace mucho tiempo y que me miraba de una forma para nada agradable, intentando intimidarme por portar un arma de alto calibre atravesado por su pecho y su mirada fría.—Oye quédate tranquila que todos están tomando las medidas necesarios para la prevención, no dejaría que nadie te dañe.

Ésta vez no sólo fruncí mi ceño sino que arrugué todo mi rostro. ¡¿Qué clase de secuestrador es éste?! Uno muy guapo por cierto. Y con muy buen gusto para vestir también pero claramente eso no viene al caso.

—¿Quién eres? ¿Quiénes son o qué quieren? ¡Déjame ir!

—Si te tranquilizas y me permites te explico todo en mi camioneta.—Liberé una carcajada sin gracia y apenas sentí mis muñecas ser liberadas de la silla detrás de mi espalda empujé con mis piernas y brazos al hombre haciéndolo caer. Al verme sin escapatoria al correr a la salida más próxima tomé el arma que siempre debía llevar fajada por precaución y que al parecer éstos tipos no se habían percatado que llevaba y le disparé al primer hombre que se me acercó, justamente el mismo que me golpeó. Corrí lo más rápido que pude y salí del enorme galpón oscuro en el que me tenían, lamentablemente no me vi venir que afuera ya me esperaran más hombres.

—¡Detenganla pendejos!—Elevé mi arma y antes de que pudiera gatillar me la arrebataron inmovilizándome completamente. Como pude intenté gritar pero taparon mi boca y me arrastraron hasta una de las camionetas polarizadas y de último modelo que se encontraba estacionada ahí.—¡Les dije que no es cualquier morra!—El mismo güero que había intentando conversar conmigo comenzó a regañar a las personas que quedaban después de que subieran al otro que herí en su brazo a una camioneta que salió a máxima velocidad de aquí.

Karma | Iván GuzmánDonde viven las historias. Descúbrelo ahora