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Iván


Me encamino hacia el puesto de compras a la entrada del autocine pensando que olvidé preguntarle a Amber que deseaba beber antes de bajarme del carro, le resto importancia recordando que la he visto beber solo agua y jugo de manzana natural. Agradezco cuando la pequeña tienda se encuentra abierta, ordeno lo que necesito y mientras espero a que me entreguen mi pedido, busco unos billetes en mi cartera.

—Bonita noche ¿Verdad?—Dice el vendedor y asiento impaciente, quiero ir a comer mi pizza—Cuénteme joven—alzo mi mirada para prestarle atención al muchacho que parece un poco más joven que yo mientras sirve las bebidas—¿Cómo le hizo para alquilar un autocine completo y traer a una mujer como esa?

Me es inevitable que aquella pregunta me moleste en cuanto a como se refirió a Amber.

—¿Una mujer como esa?—pregunto con lentitud, dándole tiempo al tipo que deje de meterse donde nadie lo llamó.

—Ya sabe, así de bonita—Guiña su ojo y me entrega las bebidas las cuales considero devolverle de una forma poco educada pero me contengo y decido contestarle con altura, fiel a mi estilo.

Cuando lo estoy por hacer el ruido de disparos y los gritos de Amber a la lejanía me alertan. No dudo en tirar lo que sea que tenga en mis manos, sacar mi arma y mientras corro hacia donde dejé a mi mujer intento mantener comunicación con alguno de los escoltas pero este fracasa y comprendo todo cuando estoy a unos metros de la escena donde mis escoltas yacen en el suelo, mucho más que heridos, y un wey encapuchado sube a Amber a una camioneta.

No dudo en dispararle al parabrisas intentando evitar que el vehículo avance pero el vidrio solo se astilla, apunto a las ruedas cuando ya se ponen en marcha y hacen el intento de arrollarme. me hago a un lado pues no me sirve estar herido y corro detrás de la

De mi garganta se escapa un grito tan fuerte y sentido que me hace doler el pecho y la garganta pero nada de eso me interesa ahora. Corro al coche y me desespero cuando me percato de que las ruedas están pinchadas, la camioneta que nos escoltaba está en las mismas condiciones y la incredulidad de ver como me arrebataron a alguien tan inocente y, en estos momentos, frágil como Amber me hace solo poder llamar a Alfredo, él sabe muy bien como lidiar con estos temas.



(...)



—Carnal necesito que te tranquilices, no lograras nada comportándote así.—Golpeo tan fuerte la mesa donde Alfredo solo marca distintos planos que logro marcar el material.

—Hace ocho putas horas se llevaron a Amber, no hemos conseguido anda ¿y tu me dices que me tranquilice?—Ovidio respira con enfado apartando su mirada—¿Cómo quieres que me tranquilice cuando sé que está en manos de esos sang—

—Nada nos dice que está con ellos, Iván. Te echaste a mucha gente encima acercándote a Amber, no lo olvides.

—¿Un saludo desde la tierra del tequila —Leo el maldito papel que dejaron—te parece poca evidencia?

—Nadie nos afirma que sea cierto—Bufo tantas veces que mi pecho arde y mis manos hormiguean por querer ponerlas alrededor del cuello de mi hermano quien no ha dejado de decir idioteces.

Karma | Iván GuzmánDonde viven las historias. Descúbrelo ahora