—Te escribiré para que volvamos a vernos —le dijo Alejandro a Silvia dejándola allí donde la recibió, en la puerta de su casa.
Silvia sacó las llaves y asintió a sus palabras, deseosa de entrar al fin a su casa y meterse en su cama. Sin embargo, Alejandro le tomó el brazo deteniéndola y le dio un beso en la mejilla, pero muy cerca de sus labios. Ella se retiró para mirarlo a los ojos.
—Oye...
—Qué —sonrió él con picardía.
—Si grito, Carlos te echará de la casa a hachazos —Alejandro sonrió.
—Gritarás, pero no de miedo—. Eso la hizo reír.
—De acuerdo —dijo con tono sarcástico. Los hombres, como siempre, se dijo, y se alejó de él para abrir la puerta de una vez por todas.
—Me gustas, Silvia—. Ella hizo una mueca.
—¿En serio? —él elevó sus cejas, impresionado por su incredulidad.
—Si no, no te lo diría. ¿O es que crees que no puedes gustarme?
—Claro que puedo gustarte, soy una mujer que vale la pena; no pongas en duda mi autoestima. Mi sorpresa se debe a que sólo hemos cenado una vez y ya me dices eso. Dímelo cuando me hayas conocido bien.
—Traté contigo un año. Creo que te conozco lo suficiente.
—No. Conociste a la vieja Silvia. Y desde entonces han pasado cuatro años y muchas cosas... He cambiado mucho.
—La verdad, es que no—. Ella agitó su cabeza, no quería discutir con él ese punto, ya que no le veía la ganancia. Dejó salir el aire y se metió en la mansión.
—Adiós —le dijo, y cerró la puerta. Alejandro sonrió, y dio unos pasos atrás para mirar la fachada de la mansión Soler. Luego, en su auto, subió la foto que tomó de los dos a su Instagram.
"Explícame estoooo", escribió Valeria por el WhatsApp. Silvia sintió su teléfono vibrar por la notificación, y al mirar el mensaje y la foto, se pasó la mano por la cara, masajeándosela.
¿Qué había hecho ese idiota? ¿No sabía que era casi un abuso publicar una imagen suya en una red social sin su consentimiento o conocimiento?
"Pues lo que ves", le respondió a Valeria sin muchas ganas. "Cenamos".
"No, no, no. Esa actitud... las manos tomadas, esa sonrisa lela tuya... Requiero de una explicación". No tenía por qué explicarle nada, se dijo, así que la dejó en visto y empezó a desnudarse. Al ver que no contestaba, Valeria empezó a atacarla a emoticones furiosos. Al fin, Silvia se dio por vencida.
"Sólo fue una cena. Me dijo que se enteró de mi regreso en las redes, y ya. No es nada del otro mundo".
"Te sigue gustando". Silvia a veces olvidaba que Valeria conocía todos, o casi todos sus secretos pasados. Sonrió.
"Nah".
"Cómo que "nah". Era el amor de tu vida".
"¿Yo dije eso?"
"Más o menos". Silvia sacudió su cabeza negando y dejó a un lado el teléfono para meterse al baño y sacarse el maquillaje. Miró su maleta atravesada en su habitación prometiéndose deshacerla al fin mañana.
Y luego se tiró en su cama sin pensar en nada más.
Falso. Pensaba en las palabras de Alejandro.
"Cuando un hombre está enamorado, no le importan cuántas horas de viaje haya que hacer... definitivamente la buscará para estar con su amor".
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Tu ilusión (No. 5 Saga Tu Silencio)
عاطفيةSilvia Velásquez, a pesar de su corta edad, ya ha atravesado por más cambios, pérdidas y desilusiones que la mayoría de jóvenes que ha conocido; y eso ha templado su carácter, volviéndola, tal vez, un poco más cínica que antes. Ser nadie para los de...