En la Madriguera todos comenzaban a preparar el lugar para la boda de Bill y Fleur, cuando el Ministro de magia apareció en el lugar llevando consigo un maletín. Hermione, Ron, Nimue y Harry entraron al interior debido a que el Ministro requería de la presencia de los cuatro.
–¿A qué se debe su visita, Ministro? –preguntó Harry acompañado de sus amigos.
–Creo que ambos sabemos la respuesta a esa pregunta, señor Potter.
El cuarteto se sentó en un sofá mientras que el Ministro tomó asiento frente a ellos, y comenzó a dejar una serie de objetos encima de la mesa que los separaba, comenzando por un pequeño estuche de cuero, dejando a los cuatro sin saber qué decir.
–¿Y eso es...? –preguntó Harry cuando sintió la mirada de sus amigos en él.
El Ministro no respondió, simplemente sacó una carta de su maletín y esta comenzó a flotar frente a él para empezar al leer. Al parecer era la herencia que Dumbledore había dejado en ellos cinco, contando a Duska.
–He aquí la última voluntad y testamento de Albus Parcival Wulfric Brian Dumbledore. –comenzó a leer el Ministro. –Primero, a Ronald Bilius Weasley lego mi desiluminador, un artilugio de mi propia invención con la esperanza de que cuando todo parezca oscuro, le aporte luz.
Ron sacó el objeto de la funda donde estaba guardado y preguntó cómo se usaba, pero el Ministro parecía desconocer el uso del desiluminador. Se quedaron en silencio cuando Ron lo destapó y las luces de las lámparas fueron absorbidas por el objeto, luego lo volvió a abrir y las luces volvieron a las lámparas, dejando a Ron sorprendido y emocionado.
–A Hermione Jean Granger, lego mi ejemplar de Billie el bardo esperando que lo encuentre intuitivo e instructivo. –dijo el Ministro entregándole el libro. –Además, lego también el diario de Duska Malfoy a petición de la nombrada, con la esperanza de que sepa la verdad de sus acciones.
Hermione se sorprendió y miró a sus amigos, quienes también parecían sorprendidos con lo que había dicho el Ministro. Ella cogió algo nerviosa el diario y lo abrió, encontrándose con la pulcra letra de Duska y su firma. Acarició la tapa al cerrarla y abrazó el diario contra ella mientras muchos sentimientos comenzaban a resurgir.
–A Nimue Ellen Umbridge, lego mi libro de pociones y otro venenos, con la esperanza de que le sea útil en su vida.
Nimue recogió el libro y lo miró con una sonrisa, la clase de pociones siempre había sido su preferida y le emocionaba tener un libro donde explicaba todas las pociones, además por lo que podía ver se trataba de un libro de edición limitada.
–A Harry James Potter le lego la snitch que capturó en su primer partido de Quidditch en recuerdo de las recompensas que se obtienen mediante la perseverancia y la destreza.
–¿Eso es todo? –preguntó Harry algo decaído por recordar a Dumbledore.
–No todo. Dumbledore te legó un segundo regalo, la espada de Godric Gryffindor. –comentó el Ministro. –Por desgracia Dumbledore no podía tener esa espada debido a que es una joya histórica y como tal pertenece a...
–A Harry. –interrumpió Hermione recibiendo la mirada de todos. –Pertenece a Harry. Se le presentó cuando más la necesitaba en la Cámara de los secretos.
–La espada puede presentarse ante cualquier Gryffindor pero eso no la convierte en propiedad específica de dicho mago. –respondió el Ministro viendo a Hermione, y luego a los demás. –Sea como sea, el paradero de la espada se desconoce.
–¿Disculpe? –susurró Nimue sorprendida.
–La espada ha desaparecido. No sé lo que se traerá entre manos, señor Potter. Pero no podrá librar esta batalla usted solo, él es demasiado poderoso. –dijo el Ministro con seriedad.
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¡No soy cómo ellos! (chicaxchica)
FanficDuska Malfoy creció con todo lo que podía desear, un día llega su carta a Hogwarts y junto con su hermano van al mejor colegio de magia y hechicería. Allí su hermano comienza a molestar a Harry Potter, el niño que sobrevivió y a sus amigos; un Weasl...