Capítulo 8

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–Buenas noches, Draco. –dijo Dumbledore viendo al otro Malfoy. –¿En qué te puedo ayudar?

–¿¡Quién más estaba aquí con usted!? –preguntó Draco mirando asustado a su hermana. –Le he oído hablar, y sé que no era voz de mujer.

–A menudo hablo solo en voz alta, me resulta muy satisfactorio. ¿Has pensado en ello, Draco? –preguntó Dumbledore con voz suave y ambos Malfoy lo miraron. –Draco, tú no eres ningún asesino.

–¿Y usted cómo lo sabe? ¡No sabe por lo que estamos pasando los dos! –exclamó Draco asustado y nervioso. –Mi hermana no debería pasar por esto, y aún así está en esta situación. Debemos hacerlo, sino ellos...

–Draco. –susurró Duska en voz baja viendo preocupada a su hermano. Ella no quería que su hermano tuviera que cargar con algo cómo esto.

Dumbledore comentó los intentos de asesinato de Draco y que eran muy pobres, cómo hechizar a Katie Bell o darle al profesor Slughorn una botella de hidromiel envenenada. Draco desarmó a Dumbledore mientras se escuchaban unos pasos hacia ellos.

Draco mostró su marca tenebrosa y le explicó que había reparado el armario Evanescentes y que estaba conectado a otro que había en una tienda. Duska por su parte echaba miradas de reojo a dónde Harry estaba escondido, ella sabía que después de esto debía decir muchas cosas a su amigo y esperaba que a pesar de que la odiara por lo que haría, Duska deseaba que él junto con sus amigos siguieran la búsqueda de los Horrocruxes por ella.

–Mira lo que tenemos aquí. –dijo Bellatrix con una sonrisa. –Bien hecho Draco. Duska, espero que nos ayudes. No me gustaría tener que controlarte.

Duska caminó hacia su hermano y apuntó con su varita a Dumbledore pero Bellatrix le rompió la manga y quitó la venda, dejando ver su marca tenebrosa. Harry miraba lleno de furia cómo Duska los había traicionado pero se mantuvo en silencio para ver la traición de su mejor amiga.

–Buenas noches, Bellatrix. –dijo Dumbledore sin inmutarse. –Deberías presentarme a tus amigos, ¿no?

–Me encantaría, Albus. Pero me temo que tenemos una agenda muy apretada. –comentó Bellatrix. –Hazlo, Draco.

–No tiene agallas, cómo su padre. Deja que yo lo haga.

–¡No! El señor tenebroso fue muy claro, ha llegado el momento para que los gemelos muestren su lealtad hacia él. –replicó Bellatrix a su compañero mortífago. –Hazlo Draco, ahora.

–No. –dijo Snape apareciendo tras ellos.

Harry observaba cómo Snape apuntaba con su varita a Dumbledore mientras él le pedía por favor que no lo hiciera. Con lo que ninguno contó fue que Duska se interpuso entre Snape y Dumbledore, lo miró con tristeza mientras el director asentía viendo a su alumna.

–¡Avada Kedravra! –pronunció Duska y una luz verde salió de la punta de su varita.

Harry observó aterrorizado cómo Dumbledore caía desde la torre de astronomía y Bellatrix celebraba lanzando una marca tenebrosa al cielo. Cuando los mortífagos se marcharon Harry los siguió bastante furioso. Bellatrix comenzó a romper las ventanas del gran comedor mientras Draco y Duska lo veían con los ojos llorosos.

–¿Por qué lo has hecho? –preguntó Draco.

–No quería que cargaras con ese peso. –respondió Duska tragándose las ganas de llorar. –Yo cargo con muchas mentiras y preocupaciones. Una carga más no cambiará nada.

–Pero ahora Potter y los demás...

–Lo sé. –interrumpió Duska a su hermano, y le miró una mirada vacía. –Pero lo aceptaré, no puedo hacer nada para cambiarlo.

¡No soy cómo ellos! (chicaxchica)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora