Capítulo 4

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Todos salieron de la clase de pociones donde Snape le quitó 5 puntos a Gryffindor por no saber contestar una pregunta, eso era como el pan de cada día. El trío de oro intentó buscar a Duska pero no la encontraron, ella había salido de las primeras y para su mala suerte solo se toparon con Draco.

–Mirad quiénes están aquí. El huérfano, el pobre y la sangre sucia. –dijo con una sonrisa arrogante y sus acompañantes se rieron como tontos, que eso es lo que eran.

–Dejanos, Malfoy. –dijo Harry intentando irse pero Draco se lo impidió.

–¿O sino qué, Potter? –le retó.

Antes de que nadie pudiera decir nada, Duska apareció de detrás de una de las columnas y golpeó a su gemelo en la cabeza con un libro mientras tenía una expresión neutra en su rostro. Algunos de Slytherin se sorprendieron de lo que acababan de presenciar, al igual que el trío de oro.

–Déjalos, Draco. –bufó molesta la rubia.

–¿Ahora estás de su parte, hermana?

–Solo vayámonos.

–Pero es...

Duska le agarró de la oreja y comenzó a tirar de él, Draco la seguía mientras pedía sollozando que lo soltara. Los tres se quedaron sorprendidos de que ella los hubiera ayudado de nuevo, y no tenían dudas, al parecer la princesa de Slytherin estaba de su lado.

Después de confrontar a su hermano y dejarlo maldiendo, Duska se marchó a casa de Hagrid para hablar con él. Últimamente ese se había convertido en su lugar de paz, y siempre era bienvenida. El semigigante le preparó un té y mientras lo bebían hablaban sobre lo que habían estado haciendo hoy.

–Me sorprende que lleves dos semanas sin meterte en líos, Duska. –dijo Hagrid sonriendo.

–Es todo un récord para mí. –sonrió la rubia.

–Brindemos por eso.

El día se pasó volando para Duska, al terminar de cenar decidió ir con Hagrid para hablar un rato con él antes de irse a dormir. Se despidió de Kara desde su mesa y caminó en silencio hasta la cabaña, llamó tres veces y Hagrid le abrió la puerta. Este le contó que había llegado en un buen momento ya que había recibido un huevo de dragón y estaba a punto de eclosionar, algo que alegró a Duska.

–Tengo una cosa que preguntarte. –dijo Duska pensando bien en lo que le iba a preguntar. –¿Tú crees en la reencarnación?

–Bueno, no estoy muy bien informado de ese tema. Para algunos la muerte es el final del camino mientras que para otros solo es el principio de otra vida. Si quieres saber mi respuesta, yo creo que sí. Si alguien se ha portado bien en su otra vida, puede que algo mágico haya hecho que reencarne en algún otro lugar. –explicó mientras se ponía unos guantes de cocina y un delantal.

–Bueno, es que yo...

Antes de que Duska terminara la frase llamaron a la puerta, Hagrid se levantó confundido por la hora que era y abrió la puerta encontrándose al trío de oro. Duska no los podía ver desde donde estaba sentada pero sí los podía escuchar.

–Hagrid. –dijo Harry.

–Hoy no puedo chicos, no tengo el cuerpo para más diversión. –respondió el semigigante cerrando la puerta.

–¡Sabemos lo de la piedra filosofal! –gritaron los tres al unísono.

–Oh.

Hagrid se hizo a un lado y los dejó pasar, los tres se sorprendieron al ver a Duska sentada en el sofá viéndoles con una pequeña sonrisa. La chica los saludó con una sonrisa y estos respondieron todavía anonadados por la presencia de la chica Slytherin.

¡No soy cómo ellos! (chicaxchica)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora