Capítulo 10

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–Concentración, concentración. –repetía Duska mientras miraba una rama clavada en el suelo frente a ella. La cogió e intentó quemadla pero fue inútil. –Malditos poderes, ¿por qué no funciona?

Duska había decidido practicar con sus poderes durante el verano para evitar algún susto en el siguiente curso. Se vistió con su chándal favorito y se había ido al bosque prohibido para practicar su magia, siempre con cuidado y precaución. Aunque por ahora no le había ido muy bien.

–¿Qué tengo que hacer para que funcione? –murmuró molesta. –Cuando los puedo usar es porque estoy furiosa o frustrada.

Eso le dio una idea, volvió a mirar la rama y la cogió, esta vez pensando en Voldemort haciendo daño a Hermione. Sintió como su temperatura comenzó a elevarse y la rama comenzó a quemarse en su mano, pero lo que más le sorprendió fue que el fuego no le causaba ningún daño a ella.

Duska se quedó hipnotizada viendo como al soltar la rama, esta estaba completamente carbonizada por las llamas y tan solo salían chispas rojas de este. Entonces lo comprendió, sus poderes eran activados cuando mostraba enfado hacia algo o alguien, debía aprender a controlar eso para evitar que sus poderes se salieran de control.

–¡Duska! Como me alegro de verte. –dijo Hagrid con una sonrisa. –Necesito que me ayudes con un problema. Un niffler se ha colado en el cuarto de Snape y le ha robado algunos frascos de pociones.

–Como me gustaría ver la cara de Severus en ese momento. –dijo Duska divertida. –Pero te ayudaré con el pequeñín. Siempre he querido ver uno.

Se dirigieron hasta la clase de pociones mientras Hagrid le ponía al corriente de lo ocurrido, Duska no dejó de sonreír en ningún momento ya que pensaba lo gracioso que se vería Snape persiguiendo a un niffler por Hogwarts.

–Veo que por fin llegáis. –dijo Snape con su típico tono de aburrimiento.

–¿Dónde está el pequeñín? –preguntó Duska con emoción. –Quiero achucharlo.

–No dirás lo mismo cuando robe tus posesiones, Malfoy.

–Supongo que lo has encerrado en la habitación, ¿no? –dijo Hagrid interviniendo en la conversación.

–Así es, a partir de este momento esa criatura pasa a vuestras manos.

Snape se marchó dejando a solas a Hagrid y Duska, el semigigante abrió la puerta para encontrar frascos por el suelo y algunas pociones derramadas. Cerraron la puerta y se separaron para buscar al pequeño alborotador niffler.

–Acuérdate Duska, los niffler siempre van a por los objetos brillantes. –le recordó Hagrid.

–Sé todo sobre las criaturas mágicas, tengo un buen maestro.

Duska comenzó a investigar la clase de pociones en busca de la pequeña criatura, estuvo observando la clase en silencio hasta que notó como algunos frascos se movían y algunos caían al suelo. Ella sonrió y se acercó con cuidado al estante de donde caían las cosas, observó a la pequeña criatura mirarla asustada.

De su bolsillo sacó un anillo de plástico que le tocó en uno de los dulces que compró en Hogsmeade, y se lo acercó con cuidado a la criatura. El niffler lo miró curioso, Duska acercó su mano dejando el anillo en su palma, y vio con satisfacción como la criatura se subía en su mano e introducía el anillo en su bolsillo con el esto de las cosas.

–Bien hecho, pequeño. –susurró Duska acariciando al niffler.

–Veo que lo tienes, será mejor avisar a Snape de que su clase está libre de estas adorables criaturas. –comentó Hagrid acariciando por un momento a la pequeña criatura.

¡No soy cómo ellos! (chicaxchica)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora