Capítulo 1 (7ºAño)

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Duska miraba a través de las ventanas de su habitación en la mansión Malfoy cómo Snape llegaba en su forma de velo negro hasta tomar forma humana, y caminar con rapidez hasta el interior de la mansión. Su mirada estaba vacía y sin emociones pese a que todos los
Mortífagos, e incluido el mismo Voldemort la hubieran felicitado tras haber asesinado a Dumbledore.

La joven miró su reflejo en el espejo de cuerpo completo que tenía en una esquina de su habitación y observó cómo había cambiado. Había cambiado bastante físicamente, cómo su pelo, que ahora lo llevaba hasta la mitad de la espalda; también había conseguido ser una mentirosa profesional; había conseguido engañar a todos creyendo que estaba de su lado pese a que en realidad recababa información sobre sus planes, para luego decírselo a sus amigos, tenía la esperanza de que la escucharan. Aunque sí estaba el hecho de que ella se asustaba cuando a veces se metía demasiado en el papel de Mortífaga, y esperaba que eso no le perjudicara en un futuro.

Duska bajó por las solitarias escaleras hasta llegar al salón donde todos estaban reunidos, Voldemort la recibió con una sonrisa y esta se sentó al lado de su hermano, quién la miró apenado y bastante asustado con lo que iba a ocurrir. Sus padres por otro lado observaban orgullosos a sus hijos aunque más a Duska, ella era quién había hecho que el apellido Malfoy se hablara entre todos los súbditos de su señor tenebroso.

–Oh, Severus. Pensé que te habías perdido, ven, te hemos reservado un asiento. –dijo Voldemort.

Snape caminó hacia su asiento y echó un vistazo a Duska, quién le miró con una mirada vacía casi sin vida.

–Traerás noticias, confío.

–La reunión tendrá lugar el próximo sábado. –dijo Snape. –Al anochecer.

El grupo de Mortífagos estuvo hablando sobre adónde llevarían a Harry Potter, algo que Duska comenzó a preocuparse debido a lo que ella sabía, y lo que sabía Voldemort de ella. Snape comentó que seguramente llevarían a Harry a un lugar seguro, a la casa de alguien que perteneciera a la Orden y que si llegase al lugar, sería imposible atacarle.

–Por inspiradora que encuentre tu sed de sangre, Bellatrix. –dijo Voldemort cuando Bellatrix se ofreció para matar a Harry. –He de ser yo quién acabe con Harry Potter. Pero me encuentro con una desafortunada complicación, mi varita y la de Potter comparten un mismo núcleo, se podría decir que son gemelas. Podemos herirnos el uno al otro pero no fatalmente. Si he de matarle, ha de ser con la varita de otro. Veamos, ¿Alguien querría gozar de tal honor?

Voldemort estuvo caminando por detrás de las sillas de sus súbditos hasta que se paró detrás de Duska, esta tomó una respiración profunda y echó una rápida mirada a la que había sido su profesora, con tristeza se giró lentamente hasta ver a Voldemort tras ella con una sonrisa.

–¿Qué tal tú, Duska? Después de todo mataste a Dumbledore, algo por lo que te estoy muy agradecido. –comentó Voldemort acariciando la cabeza de la joven. –Déjame tu varita.

Duska sacó su varita y se la entregó a Voldemort, este la miró sorprendiéndose de que fuera una varita de pluma de fénix, unas varitas que son muy quisquillosas a la hora de elegir dueño y que cuesta conseguir su lealtad, ya que suelen actuar por su cuenta en algunas ocasiones.

–Fantástica varita, Duska. Puedo notar que está encariñada contigo, algo difícil de conseguir con este tipo de varitas. –comentó Voldemort. –Te la requisaré cuando sea el momento.

Voldemort le devolvió la varita y comenzó a explicar a su invitada, una profesora que daba temas del mundo muggle en Hogwarts. Snape, Draco y Duska la miraron apenados pero manteniendo un rostro indiferente, los tres vieron cómo después de que Voldemort hablara sobre las opiniones de la profesora, este le lanzara un Avada Kedravra y la matara, cayendo en la mesa.

¡No soy cómo ellos! (chicaxchica)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora