Capítulo 3

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Duska y sus amigos fueron volando a Hogwarts con el fin de encontrar uno de los Horrocruxes, la Slytherin se encargó de explicarles todo a sus amigos durante el vuelo. Conforme fueron acercándose pudieron ver cómo el cielo estaba nublado y no parecía haber nadie en la escuela. Se bajaron de los thestrals encontrándose con Hogwarts totalmente desierto, parecía un lugar abandonado dónde nunca había habido nadie.

–Bien, debemos ir a la sala de los menesteres, la diadema estará ahí. –comentó Duska y sus amigos asintieron.

El grupo entró al interior de la escuela encontrándose con un panorama que los deprimía; estatuas destruidas, vidrieras rotas y todo el gran comedor era irreconocible. Conforme caminaban podían observar el suelo con cenizas esparcidas y columnas caídas, Hogwarts era irreconocible. Duska se reprimió las ganas de llorar y continuó caminando siendo acompañada por sus amigos.

–No te preocupes, Duska. Todo volverá a ser cómo antes, ya lo verás. –le susurró Ginny intentando animarla.

–Eso espero.

Subieron hasta el séptimo piso para encontrar la sala de los menesteres y mientras subían por las escaleras pudieron ver cómo casi todos los cuadros estaban vacíos, los pocos que quedaban culpaban a Duska sobre lo ocurrido.

–Si no se callan serán convertidos en polvo. –dijo Neville a los cuadros y estos se callaron pero siguieron maldiciendo por lo bajo.

–Sigamos. –comentó Duska agradeciendo con la mirada a su amigo.

Cuando llegaron al séptimo Duska se detuvo al haber percibido una presencia además de las suyas, miró a ambos lados pero no se relajó, simplemente observó cómo aparecía la puerta y Ginny abrió la puerta para entrar. La sala estaba llena de artefactos, objetos de decoración y más cosas.

–Será complicado encontrarla. –comentó Neville.

–Vamos a separarnos, así abarcaremos más terreno. –opinó Luna con una sonrisa risueña.

Duska caminó por el pasillo que había escogido mientras seguía alerta, había alguien más con ellos en aquel lugar y no podía bajar la guardia. Se detuvo cuando escuchó a alguien susurrar en un idioma que no conocía, miró a su alrededor pero no había nadie más que ella y siguió la extraña voz hasta llegar a un armario. Al abrirlo se encontró con una pequeña caja de madera, y al abrirla pudo encontrar la diadema de Rowena Ravenclaw.

–¡Chicos, la he encontrado! –gritó Duska para que la escucharan.

–Gracias por encontrarla, Malfoy.

Duska se giró encontrándose con uno de los mortífagos de Voldemort, ella retrocedió mientras escondía la diadema detrás de ella y con la otra mano le apuntó con la varita. Ginny, Luna y Neville llegaron hasta ella y se alertaron al ver a un mortífago pero eso no les impidió sacar sus varitas para atacarle.

–Que valientes mocosos. Entrégame la diadema.

–Ni lo sueñes. Voldemort nunca ganará.

–Sabía que eras una traidora, Malfoy. No puedo creer que nos traiciones de esta forma, pero me divertiré matándote. –el mortífago sonrió con malicia.

–No os puedo traicionar porque nunca he estado de vuestro lado. –Duska sonrió y el mortífago gruñó furioso.

–Será por las malas. –sonrió aquel hombre.

Duska le lanzó la diadema a Ginny antes de convertirse en humo negro y lanzarse hacia el mortífago, quién también cambió a esa forma y ambos comenzaron a atacarse en el aire mientras se chocaban con los objetos que habían. El trío podía observar cómo por algunos segundos ambos cambiaban a su forma de humanos, lanzarse un hechizo y volver a su forma de velo negro.

¡No soy cómo ellos! (chicaxchica)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora