Capítulo 1 (6ºAño)

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Harry se encontraba tomando un café en una cafetería mientras leía el Profeta, donde contaban los últimos ataques de los mortífagos hasta que algo en el exterior llamó su atención. Se asomó por la ventana y vio a Dumbledore mirando en su dirección, pagó lo que tomó y caminó hacia donde estaba su profesor.

–Ha sido temerario este verano, Harry. –dijo Dumbledore mirando el anuncio de un perfume.

–Me gusta montar en tren, me ayuda a despejar mi mente. –contestó Harry mirando también el anuncio.

–Bastante desagradable, ¿verdad? –comentó el director de Hogwarts al ver como su alumno miraba su mano derecha casi convertida en un color negro oscuro. –Es una larga y curiosa historia, pero no es momento de anécdotas. Cógete de mi brazo.

Harry miró confundido a Dumbledore pero el director volvió a insistir en que lo cogiera del brazo, el azabache dudó en hacerlo pero al final confió en él. Cuando se sujetó del brazo de Dumbledore sintió que el mundo giraba como una peonza hasta que aparecieron en medio de una calle, por la que no pasaba nadie.

–Acabo de aparecerme, ¿verdad? –preguntó Harry algo mareado.

–Desde luego. Y con bastante acierto añadiría, muchos vomitan la primera vez. Como tu amiga Duska, cuando se lo enseñé un verano vomitaba cada vez que lo hacía. –dijo Dumbledore con diversión.

–Me pregunto por qué lo harían.

–Quien sabe. Estómagos débiles.

Dumbledore le explicó donde se encontraba y este le comentó que ya con los años se dejaba llevar con la respectiva situación. Llegaron a una antigua mansión, dicha casa tenía la puerta rota y todas las luces estaban apagadas. El director le avisó a Harry de que sacara su varita y ambos entraron en la mansión en completo silencio.

Caminaron por el interior solo para descubrir que algunos de los muebles estaban tirados en el suelo, y había polvo acumulado en ellos. Entraron a lo que parecía ser un salón y Harry observó un periódico donde salía él, lo leyó por encima hasta que una gota se lo que parecía ser sangre le cayó en la frente. Antes de que pudiera quitársela, Dumbledore la quitó y probó solo para dirigir su vista a uno de los sofás que había intactos. Dumbledore se acercó a un sofá de color azulado y clavó su varita en el, haciendo que un señor gritara por el pinchazo.

–¡Por las barbas de Merlín! –exclamó transformándose de nuevo en humano. –No hay necesidad de destransfigurarme, Albus.

–He de decir que resultas ser un sillón muy convincente.

–Solo necesito un buen tapizado, el relleno ya lo llevo de forma natural. ¿Qué me ha delatado? –preguntó aquel hombre.

–La sangre de dragón. –respondió Dumbledore.

–Oh. –dijo Slurghorn al ver a Harry.

–Harry, te quiero presentar a un antiguo amigo mío. Horace Slughorn. –le presentó Dumbledore.

Dumbledore presentó a Horace a Harry y este le comentó que los mortífagos llevaban casi un año intentando reclutarlo, era por eso que no solía quedarse en el mismo sitio durante mucho tiempo. El director le comentó que sería bueno tenerlo de regreso en Hogwarts pero Horace se negó, alegando que dentro de poco se iría de aquel lugar para esconderse en otro sitio.

Dumbledore se marchó dejando a ambos a solas y Horace aprovechó para mostrarle a Harry algunas fotos de sus antiguos alumnos, en una de ellas aparecía Regulus Black, el hermano de Sirius. Albus regresó con una revista muggle y le pidió a su antiguo amigo si se la podía llevar dado que le gustaba el punto, este se la regaló pero se quedó preocupado cuando Harry y Dumbledore se marcharon.

¡No soy cómo ellos! (chicaxchica)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora