⭒30 Días OTP 🌻 ➳MexPer [+18]

《;;Capítulo 20 🌻》

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『❝Historia principal — Capítulo veinte❞』

【22.- Con vendas】

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Los sueños pueden llegar a sentirse tan reales... Pero a la misma vez, tan falsos.

Hay ocasiones en las que un sueño es tan bonito, que cuando te despiertas y te das cuenta que toda tu felicidad momentánea tan solo fue un sueño, te lamentas e incluso puedes llegar a hacer un berrinche sin importar la edad que tengas.

Y hay otras ocasiones, donde los sueños se convierten en pesadillas. Estos te hacen sufrir, ya que puedes llegar a ser dañado por las personas, que piensas tú, jamás te harían daño; pero ahí estaban, lastimándote hasta el punto de hacerte llorar. Cuando despiertas y te das cuenta que todo fue una maldita pesadilla, sonríes, agradeciendo que aquel sufrimiento momentáneo no haya sido realidad, que aquellas personas nunca te hicieron tal terrible daño.

México no sabía con exactitud qué era lo que estaba soñando. Solo... Estaba soñando, y ya.

Sentía que era acariciado con ternura. Algunos de sus rebeldes cabellos eran suavemente apartados de su rostro para hacerle paso a una serie de besitos que iban desde sus aterciopelados labios, hasta su frente.

—México...— una dulce voz lo llamaba mientras él dormía.

Se removió un poco, frunciendo la nariz. Bostezó, aquellas caricias seguían presentes, ahora tomando especial atención a sus mejillas. Curiosamente, su nariz cosquilleó, haciéndolo estornudar adorablemente -algo raro para un hombre tan grande como lo era él-, despertándolo por completo en el proceso.

—¡Al fin despertaste! Dios mío, me estaba preocupando muchísimo— dijo un aliviado country de ojos color miel, de rostro rojo con una franja blanca vertical al medio de su rostro.

Pasaron uno, dos, hasta quizás diez seguros para que su mente procesara la identidad de aquel ser tan precioso para él.

Y era... Sí, Perú.

—No dejabas de llorar y sollozar horrible mientras dormías, realmente me asusté.

México se recuperó del shock. Inmediatamente apartó al peruano de golpe, mirándolo con desprecio mientras este lo miraba con preocupación.

—¿Qué haces aquí?— escupió—. ¡Creí que te había dejado en claro que no quería volver a verte jamás!

—¿De qué hablas?— el peruano rio confundido—. México, estamos en mi casa, recién acabo de regresar de mi territorio y te encontré durmiendo en mi cama.