⭒30 Días OTP 🌻 ➳MexPer [+18]

《;;Capítulo 8 🌻》

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『❝Historia principal — Capítulo ocho❞』

【8.- Felación】

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Despertar solo era algo de lo que Perú estaba acostumbrado desde que nació. El problema era que no estaba para nada acostumbrado a despertar sin México, no después de tantas mañanas de haber sido despertado a base de caricias o besitos mañaneros que alegraban su día.

Recordaba perfectamente lo que pasó la noche anterior después que Argentina los interrumpiera apunto de hacer... Ehem, eso. Él se había metido a bañar, en ocasiones acariciando sus ruborizadas mejillas al recordar que Argentina los había pillado a "medio cache", y maldiciéndolo porque realmente quería experimentar aquello con México. Después de salir de la ducha, se había vestido dispuesto a esperar a México para que este lo consuele con un gran abrazo y lo haga olvidar de la vergüenza que lo estaba atormentando.

Sin embargo, los minutos pasaban y México no llegaba. Los minutos se convirtieron en horas, los párpados de Perú no soportaron seguir abiertos y terminaron dejándolo dormido. Fueron quizás dos, tres horas, no sabía con exactitud, en la que México finalmente llegó. El bicolor inmediatamente sonrió aun estando medio dormido, intentó jalarlo hacia él para dormir abrazados como siempre lo hacían... Pero México lo apartó de un manotazo.

Fue quizás la tercera noche más desagradable de su vida. No soportaba el ver a México de espaldas, ignorándolo y sin querer verlo. Un nudo en su garganta apareció para quedarse hasta ahora, ya eran casi las seis de la tarde de su cumpleaños y él la pasaba solo, en su casa, acariciando a su gato que estaba encima de su pecho ronroneando a sabiendas de que su dueño se encontraba triste y melancólico.

Excusó aquella tristeza con la excusa de que extrañaba su país, su gente, sus hijos y a su tierra. Pese a ello, muy en el fondo de su corazón sabía que no era así, pues con solo verlos por video llamada o por internet estaba más que feliz, o de eso quería convencerse porque, pese a todo el cariño que estaba recibiendo de sus seres más cercanos y amigos por su cumpleaños, no estaba junto a la persona con la que más deseaba estar en ese momento.

¿Acaso le había hecho daño a México?

—No me sorprendería— se dijo a sí mismo mientras se levantaba de su cama. Cogió un cigarrillo y su encendedor que estaban en la mesita de noche para dirigirse al balcón. Apreció el ocaso mientras sentía sus pulmones calentarse con aquel humo tóxico que intentaba apaciguar la creciente ansiedad en su pecho—. Soy... Soy una mierda, ni si quiera sé cómo se interesó en mí.