⭒30 Días OTP 🌻 ➳MexPer [+18]

《;;Capítulo 30 🌻》

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『❝Historia principal — Capítulo treinta❞』

Aclaración: Este capítulo es parte de la historia principal.

【Pasado - Segunda mitad del siglo XVI】

Parte 1/?

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Rozando la locura de la inmensa soledad que lo acechaba, aguantando los golpes de un hombre blanco y soportando llevar un grillete en el cuello que lo marcaba como un animal dentro de aquel castillo lleno de gente hipócrita, el único descendiente azteca se acomodaba aquel traje exageradamente pegado que lo hacía sentir como si fuera un jodido bufón.

Y ahora que lo pensaba, incluso creía que los bufones recibían mejor trato que él, un pobre esclavo indígena.

Al perderse a la deriva de sus pensamientos, inconscientemente había bajado la cabeza en señal de sumisión, algo que había aprendido a hacer a las malas desde que lo arrebataron de los brazos de su madre.

Quiso subir su mirada para asegurarse a sí mismo que aún mantenía un poquito de dignidad digno de un guerrero azteca, más le daba vergüenza verse a sí mismo reflejado en el espejo frente a él con aquel pesado grillete adornando su cuello y el físico bastante débil y sumiso.

Tuvo suerte de que su rostro no estuviese lleno de heridas como lo solía estar, ya que según Imperio Español, necesitaba que su carita de "indio" estuviese bien presentable solo para esta ocasión; pero que no se acostumbrara, porque si durante la presentación formal ante la Corona se comportaba como el salvaje que era, ya sea hablando aquella absurda lengua suya o mencionando a algún Dios que no existía, no dudaría en arruinarle aquella carita que se traía a base de puñetazos.

Tembló levemente ante aquel recuerdo, por lo que rápidamente se abotonó bien la ropa. No quería ni debía cometer ningún error esa noche por más incómodo que se sintiera.

Una sirvienta de habla hispana le indicó que el "amo" Imperio Español estaba impaciente pues el rey y la reina ya habían llegado al palacio, también agregó que los colgarían a ambos si eran impuntuales por solo un minuto.

Intentando acomodar ligeramente sus largos y rebeldes cabellos, Nueva España salió apresuradamente de aquella habitación. Estaba ligeramente perdido, los fuertes olores de los nobles y burgueses lo mareaban con sus perfumes de cientos de monedas de oro y su falta de higiene, además del bullicio que ellos mismos creaban.