⭒30 Días OTP 🌻 ➳MexPer [+18]

《;;Capítulo 11 🌻》

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『❝Historia principal — Capítulo once❞』

【11. Mientras lo masturba】

【Pasado - 1809】

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Quería apartar la mirada... Más no podía.

Lo odiaba con toda su alma, lo odiaba a él y a su egoísmo, odiaba que lo obligara a mantener la mirada en sus actos tan atroces que cometía y asentir a cada cosa que él ordene, por más cruel que sea. Y ahora debía de aceptar que lastime a su amado rompiendo la bella piel blanca y rojiza de su espalda con su temido látigo, arruinando y manchando aquella obra de arte que antes él se había dedicado a amar y adorar, como si fuera uno de sus dioses.

Era así como lo consideraba, un ser magistral con alas preciosas que le daba una razón para seguir aguantando el abuso que cometían contra ellos por el simple hecho de querer robarse hasta la última gota de riqueza en sus tierras.

Un último latigazo, esta vez más fuerte que los demás, tumbó al valiente Nueva España sobre el suelo, quien arrastrando los grilletes en sus muñecas, dejaba fluir lágrimas de frustración por sus mejillas, esperando a que la tortura al fin terminara.

Imperio Español tomó una gran bocanada de aire. Seguía agitado, el sudor caía por su cuello por el esfuerzo que empleó para torturar al pobre joven tirado en el piso. Una cínica sonrisa se dibujó en sus labios, esta vez dirigiendo su mirada hacia el tembloroso pelirrojo que hacía el ademán de querer ayudar a Nueva España. De inmediato alzó su látigo para impactarlo contra el rostro del virreinato más joven entre ellos, haciendo que él también cayera al suelo debido al impacto.

Su mejilla le ardía a horrores, estaba caliente y humedecida de sangre pero no le importó. El único pensamiento que tuvo en ese instante fue arrastrarse hasta estar al lado de Nueva España, arrancar un pedazo de tela de su camisa e intentar limpiar las heridas del de sangre azteca.

—Dile a ese crío de Río de la Plata que os sucederá algo muchísimo peor que esto si a vosotros os acurréis convertiros en un rebelde como a Nueva España— escupió, rodando los ojos al ver que Perú estaba más concentrado rasgando su propia camisa que escuchándolo—. Nueva España, supongo que comprendisteis bien el mensaje, ¿Verdad?