⭒30 Días OTP 🌻 ➳MexPer [+18]

《;;Capítulo 12 🌻》

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『❝Historia principal — Capítulo doce❞』

【12.- Contra la pared】

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Su relación estaba yendo de manera linda.

Les encantaba hacer bromas juntos a los demás countries, jugar videojuegos sin importar si se insultaban entre sí de mil maneras posibles o simplemente quedarse abrazaditos sobre el sillón, contándose sobre su vida aunque a veces sus corazones les decían que aquello que le decía el contrario ya lo sabían...

La verdad Perú seguía sin asimilar del todo su relación con México, era completamente irreal, surrealista, fantasiosa, si esto era un sueño, por nada del mundo quería despertar.

Pero de lo que estaba cien por ciento seguro, era de que iban por buen camino...

Hasta el día de ayer.

—Sigo bien pinches molesto de que no me hayas contado lo que te pasó, ¡Wey, creí que te había pasado algo feo! No te encontraba y me preocupé horrible, hasta pensé que te iba a encontrar en una bolsa de plástico debajo de un puente. No vuelvas a hacer esa mamada, al chile yo me preocupo demasiado por ti y tú lo empeoras todo, no mames— México se encontraba lavando los trastes, suspirando pesadamente mientras intentaba no romperle un plato a Perú en la cabeza por lo irresponsable que era.

Hablando del bicolor, este estaba con todo su cabellito desordenado, cubierto con un montón de abrigos y de ponchos que hace tiempo no utilizaba, sonriendo ligeramente por lo precioso que se veía México con una pequeña y masculina coleta en su cabello mientras lavaba los platos e insultaba entre susurros al bicolor por ser un maldito irresponsable. No se pudo resistir a abrazarlo por detrás, rodeando la fuerte cintura del mexicano con sus brazos y recostando su barbilla en el hombro del mismo. Amplió su sonrisa al ver al mexicano gruñirle un poco pero relajándose ante el abrazo.

—Por eso no quería decirte pe, ya sabía que ibas a reaccionar así. No te molestes pe, ya peeee~.

Un pequeño puchero se formó en sus labios, México ladeó un poco su rostro para ver la expresión del peruano. Su reacción fue alzar una ceja e, inevitablemente, sonreír un poco y plantearle un tierno y efímero besito en los cerezos del peruanito. Perú para él era una ternura, no podía molestarse con él, sabía que aún se encontraba un poco débil por lo de ayer.