⭒30 Días OTP 🌻 ➳MexPer [+18]

》AU: Omegaverse [4]✨《

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『❝Universo Alternativo (AU) — Día 24 del reto — Capítulo 4❞』

【24.- Cosplayando (?)】

AU: Omegaverse

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El tiempo pasaba realmente rápido, era tierno ver cómo Merú ahora podía caminar temblorosamente, intentando tocar todo con curiosidad.

Pero era peligroso también.

Peor aun cuando aquel que se suponía que debería estar cuidándolo desapareció de la nada colgándose del brazo de un alfa de cabellos rosas, no sin antes decirle que se iría por un ratito y que debería de portarse muy bien mientras él estaba ocupado dándole "amor" a su "alfa precioso de mi corazón".

Alguien debía cuidarlo, pero era hora de almuerzo, y al parecer el tener a sus hermanos mexicanos junto a sus hermanos peruanos en una misma cocina no era muy buena idea. Juraba en su pequeña cabecita de infante, que podía escuchar los gritos enojados de Baja California Sur dirigidos hacia Callao, reclamándole lo maleducado que era como para tirar a la basura el ceviche que con tan buenas intenciones había preparado Yucatán para ellos.

Parecía que era algo complicado que aquellas dos familias pudiera convivir en paz con tantas diferencias culturas, hasta ahora ninguno de ellos comprendía como Perú y México podían amarse tanto a tal punto de estar a punto de casarse, siendo esta la razón por la que los estados mexicanos se encontraban nuevamente en territorio peruano a pesar de aquella extraña navidad que vivieron que terminó con un CDMX completamente golpeado y un Cajamarca llorando, reclamándole a su hermano Lima de que por qué era tan cruel con ellos.

Aún así, México no perdía la esperanza de que algún día tanto él como Perú, lograran tener a todos sus hijos conviviendo armoniosamente, como una familia cariñosa y funcional.

Nuevamente tuvieron que cocinar, ahora cada familia por su parte, aunque era complicado por qué los utensilios para cocinar no eran ciertamente ilimitados.

Se habían olvidado del bebito hambriento que seguía esperando a cierto omega cajamarquino.

Merú comenzó a soltar pequeños quejidos, buscando con sus hermosos ojitos heterocromáticos que alguien le prestara atención. Le dolía mucho su pancita y se sentía olvidado, era algo que nunca había experimentado por lo que provocaban su creciente llanto. Bajó del sillón, caminando desorientado en busca de alguien que le inspirara confianza. Los primeros a quienes encontró fueron a un par de estados mexicanos, pero inmediatamente se alejó de ellos, ya que no podía olvidar como estos casi permiten que un perro se lo comiera solo por ir a comprar un elote.