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Esperanza lo supo la mañana en que encontró a su marido muerto. El asesinato de Banquina la obligaba a hacer algo. Tenía que dejar de ser un personaje secundario y ser la protagonista de lo que le quedara a esa historia. No era ese el plan que la había llevado de regreso a Cielo Chico. Pero le dolía demasiado la muerte de su marido como para ser nada más que su viuda. Siempre había querido sacarlo de aquel pueblo maldito que los llevó a la ruina. Quería que lo hicieran juntos, vengarse de todo lo malo que les había hecho Cielo Chico. Alguien mató a Tulio, sin dar explicaciones. No era justo. Por eso, aquel día, se prometió no darles el gusto de esa muerte injusta. A ninguno de los nadies que pululaban en las sombras de Cielo Chico. Estaba decidido. Desde el minuto cero nadie sabría que Tulio estaba muerto. Mucho menos permitiría que su asesinato fuera contado como la muerte de un borracho arruinado por la envidia. Las viejas chismosas de la municipalidad no masticarían su nombre como un chicle viejo. Además, estaba segura de que el asesino, o seguía en el pueblo, a la expectativa de las novedades de su obra, o volvería a ese lugar en cualquier momento. Por ello, si nadie diera el aviso del asesinato, el criminal daría un paso en falso, y regresaría a la escena del crimen. Entonces, ella lo estaría esperando para hacerle pagar caro su crimen. Esa era la esperanza de Esperanza. Además, qué sería de ella si se supiera de la muerte de Tulio. Con la excusa de la investigación no le quedaría ni un peso, se quedaría sin la obra social, y seguramente los buitres del partido vendrían por la casa, y por lo poco que le quedaba.

Por eso, Esperanza tomó el cadáver de Tulio Banquina y lo llevó atrás, al fondo de la casa. Buscó una vieja carpa plástica de una pileta en desuso y cubrió el cadáver. Luego, lo ató con unos cables y lo metió a duras penas, en el freezer grande que estaba junto a la parrilla. Por último, le puso candado a la puerta del freezer, y guardó la llave en su cartera. Asunto terminado. Lo más difícil no sería mantener oculto el cadáver. Lo complicado estaba en cómo mantener vivo a Tulio Banquina para el resto de Cielo Chico, mientras esperaba el regreso del asesino.

Matado tres vecesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora