Son las cinco y treinta de la mañana cuando Tulio Banquina llega a la esquina del edificio municipal. Es demasiado temprano para cualquier cosa. Un pequeño grupo de personas se reúne en la vereda. Se filtró la información y pronto todos quieren ver al presidente, por morbo, por cholulismo, por curiosidad, porque no hay otra gran cosa que hacer, porque todo el mundo va a estar allí. Tulio está en su salsa. Le gusta el calor de la gente. Se siente a salvo en el montón. Le pone de buen humor el ruido, las risas, los gritos, el bombo, los chiperos, el terere o el mate convidado de la mano de un vecino. Allí puede hablar de sus proyectos, sacar a relucir su historia personal, sus grandes ideas políticas para el barrio, el municipio, la provincia, la nación, y si tiene tiempo para el mundo.
— ¿Qué haces Tulio? ¿Con ganas de aplaudir?
— Margarito, ¿cómo andás? — Tulio tiene una memoria prodigiosa. Y lo reconoce de inmediato a Margarito Fernández. Un morocho, flaco y alto como sus aspiraciones, que trabaja en la calle. Puede ser vendedor ambulante, choripanero, panchero, chipero, canillita, cuidacoches, y lo que sea necesario hacer para ganar unos pesos.
— Acá laburando ¿Querés un lugar? A vos no te voy a cobrar.
— Te va a correr la cana Margarito.
— Puede ser, pero mientras tanto.
— Cómo te envidio Margarito, sos el capo del mientras tanto.
Margarito tiene un fajo de billetes en la mano, y da indicaciones a un ejército de mujeres que van llegando al lugar y se posicionan con reposeras en la vereda del edificio apoderándose de los mejores lugares.
Tulio sabe que en unas horas la policía desarmará el negocio, derrocará el perentorio capitalismo de Margarito y restaurará los privilegios de la nobleza de Cielo Chico que dispone, desde hace bastante, el orden y el lugar que debe tener cada cosa. Pero hasta este momento el negocio de Margarito está en auge.
Tulio acomoda el cuerpo en un lugar contra la pared del edificio y de cara a la calle intenta recuperar el ánimo a medida que la gente va llegando al lugar.
A las doce cero uno, cuando todos ven llegar al auto que trae al presidente se ha congregado una multitud de curiosos que se abalanzan sobre el vehículo. Todos quieren verlo de cerca, tocarlo, olerlo. Todos quieren una foto con el presidente, que les de algo de qué hablar durante al menos una semana.
Entonces, un disparo, y luego otro silenciará las aspiraciones, y la algarabía.
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Matado tres veces
Mystery / ThrillerCrimen, venganza y conspiración política. Los condimentos esenciales para una trama atrapante. La historia de los sucesos que desencadenaron la misteriosa muerte de Tulio Banquina, en Cielo Chico, una población rural donde transitan viejas costumbre...