Matado tres veces

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He pasado toda la mañana pergeñando teorías que expliquen con cierta dosis de sentido común lo que pasó con Tulio Banquina. Las escribo, las borro y vuelvo a escribir. Necesito escribirlas para poder pensarlas, y acaso creerlas. Los pensamientos que se escriben se pueden pensar mejor.

Tulio Banquina se acercó al presidente y le pidió sacarse una foto con él. Cuando se acercó a él Sosa dijo tiene un cuchillo, y lo repitió varias veces. Uno de los custodios, Funes, desenfundó su arma y apuntó al sospechoso. Hubo gritos y empujones. Funes disparó dos veces contra Banquina.

Tulio Banquina fue llevado al Hospital. Hasta ahí los hechos. Y qué pasa si Sosa era la punta de un hilo de conspiración que planeó un ataque fallido contra el primer mandatario, un show mediático montado por un poder oscuro que se preparaba para dirigir el país al margen de la ley. Vaya teoría la mía. Son rumores que no salen en los diarios. Sin embargo, las grandes noticias hablan de un paquete de medidas de seguridad ciudadana que se parecen demasiado a un nuevo régimen militarizado en el país. El presidente está hoy más custodiado que nunca, y se piensa modificar la política de seguridad de todo el país. Todo a posteriori del episodio de Cielo Chico, del cual nadie excepto la gente de acá sabe nada, en dónde en realidad no pasó nada. Sin embargo, la foto, los testimonios y las heridas, y la muerte misteriosa de Tulio Banquina dicen otra cosa.