El comienzo de todo

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Dallas

—¡Dallas! 

—¿Mhm? —Me quité la sábana de encima y pestañeé confundido. ¿Es necesario gritarme a ésta impía hora de la mañana?

—¡Despierta idiota! —Gritó Donna mientras me zarandeaba de los hombros—. Es el primer día de clases y te quedas dormido. 

—¡Joder!  —Me levanté de golpe mientras veía la hora en mi celular. Mis cabellos dorados estaban parados en todas direcciones—. Es tarde.

—¿Tú que crees? —dijo con cara de fastidio y los brazos cruzados.

—¡Maldición! —Me metí al baño apresuradamente, pasando de largo a mi hermana—. ¡Auch! —Lloriqueé cuando choqué mi codo contra el clóset, sintiéndo un calambre.

—Eres un bueno para nada —gritó saliendo y azotando la puerta de mi habitación.

—¡Yo también te quiero!

—Ew.


***

Me duché lo más rápido que pude, nos alistamos y después Donna y yo salimos de la casa sin desayunar. Por suerte vivíamos cerca de la escuela y podíamos llegar en diez minutos corriendo.

—¡Corre más rápido o no vamos a llegar! —Me apresuró molesta—. Idiota.

—Idiota esto, idiota lo otro. ¿Por qué no intentas tratarme mejor? —Le dije haciendo una mueca de disgusto.

—Pff, sabes que te quiero idiota —Sonrió, pegándome en el brazo—. Ahora corre o llegaremos tarde.

Así más o menos es nuestra relación como hermanos, nos insultamos pero nos queremos mucho. Desde pequeños somos muy unidos, aunque ahora ya no tanto, probablemente por el hecho de que estamos creciendo y cada quien necesita su espacio personal. Cuando eres adolescente necesitas demasiado espacio personal de tu familia, es como si todos viniéramos con un chip integrado que se activa a partir de la pubertad.

Últimamente Donna ya no me cuenta las cosas como antes y apenas y conozco a sus amigas, bueno, tal vez sólo conozco muy bien a una... Emma, la hermosa y deslumbrante Emma. Ella es hermosa, sonriente y tierna. Como un ángel, una luz en la oscuridad. Es alguien que sin duda no puedes evitar notar.

—¿Qué? ¿Me estás dejando por el idiota de Johnson? —El grito de Douglas se escuchó por los pasillos mientras entraba a la escuela. La castaña que estaba con él le hizo un gesto para que se callara y salió casi huyendo de ahí. ¿Cómo se llamaba? Cassie... ¿Carrie? La he visto un par de veces –ya que tenemos algunas clases juntos– pero nunca he hablado con ella, así que no me extraña que no recuerde su nombre.

—Bueno, me voy a mi clase Dallas —anunció mi hermana, intentando ocultar una sonrisa burlona.

—Vale, yo también  —dije mientras caminaba con prisa, pasando cautelosamente por donde se encontraba Douglas.

—Tú, Johnson.

Genial, lo que yo quería era evitar problemas con éste tipo. Es que, digo, es terriblemente grande. ¿Cuánto medirá? ¿1.90? Aunque somos compañeros de clases y de baloncesto, no me llevo bien con él, es un idiota total. Un patán.

Él y su inseparable amigo Dylan Monroe son los más populares, apuestos y atléticos de la escuela. Siempre tienen todo lo que quieren cuando lo quieren y no me agradan para nada. Aunque a Dylan no lo conozco del todo supongo que es igual de idiota que Douglas.

—Johnson, ¿me escuchas? —Interrumpió mis pensamientos. Vaya que hoy ando distraído.

—¿Sí? —dije temeroso. Si fuera un gato en este momento tendría la cola esponjada en posición de defensa.

A MESS [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora