David
Antes de que Carrie se hiciera novia de Douglas Hicks y dejara de hablarnos, hubo un tiempo en el que vivía prácticamente en nuestra casa. Edson, Scott y yo éramos obligados a ver una película de romance cada fin de semana, un acuerdo ridículo en el que cada uno escogía una película y todos tenían que verla. El día de Carrie eran los sábados, y aunque los demás odiaban admitirlo, las películas que elegía eran buenas. Sí, algunas historias parecían ser demasiado perfectas para ser reales, pero lo que argumentaba Carrie era que lo importante es la forma en que los dos personajes principales cruzan caminos.
Una vez le pregunté si creía en el destino, a lo que ella contestó: "No, no creo en el destino. Para mí el futuro es una combinación de situaciones imprevistas y las consecuencias de nuestros actos." Al preguntarle sobre las situaciones imprevistas explicó que son cosas de las cuales no tenemos control alguno, como enfermedades. Después añadió: "No creo en el destino pero la palabra se vuelve diferente cuando la relaciono con el amor. ¿No te parece romántico que de la nada conozcas a una persona que te hace sentir diferente en el interior? Es como si el universo conspirara para que la encontraras."
A veces, hay palabras que se quedan marcadas sin que tú decidas guardarlas. A veces, en el momento que llegan no entiendes su significado hasta que te pasa algo que te hace recordarlas.
Nunca me consideré una persona romántica o sensible. Cuando entré a la escuela media, las comparaciones entre Edson y yo eran cosa de siempre, todos en la familia hacían comentarios sobre la diferencia de nuestras personalidades. Edson era extrovertido, hablador y sonriente. Yo, en cambio, todo lo contrario a él: serio, callado e introvertido. ¿Y ahora? Ahora tengo que sufrir por esos comentarios que no pudieron guardar. Fue difícil ser yo en un mundo que premia a los extrovertidos...
Por alguna razón, los sábados de películas románticas de Carrie eran una tortura. Hablar de cosas que se relacionaran con el amor y el destino sin duda hacía que perdiera el interés en menos de un par de segundos. ¿Y ahora? Ahora es complicado. Es como darte cuenta que la comida que odiabas de pequeño no sabe tan mal como recordabas.
Cuando pasé a décimo grado, habían varias chicas que no podían evitar mirarme en clases. Algunas creían hacerlo sutilmente, mientras otras no tenían vergüenza alguna. Horas después de que las pillaba mirándome se confesaban, pensando que al devolverles la mirada significaba algo más. Era tan molesto el saber que no conocían absolutamente nada de mí y aún así se dejaban llevar por mi apariencia. Porque así es la sociedad en la que vivimos actualmente, ¿verdad? Llena de apariencias, preocupada por el físico y lo material.
¿Y ahora? Soy un hipócrita. Creí ser alguien cien por ciento fiel a mis ideales, y actualmente mis pensamientos y acciones no son congruentes. Cuando abro los ojos y lo primero que hago es agarrar el celular y entrar a Facebook, me pregunto qué es lo primero que hace al despertar. Cuando desayuno después de haberme cepillado los dientes, para después volverlos a cepillar, me pregunto cuál es el orden de su rutina en las mañanas. Cuando veo a un gato en la calle y siento que los bellos de los brazos se me erizan, me pregunto a qué le tendrá miedo. Cuando veo su rostro sonriente antes de quedarme profundamente dormido me pregunto qué pensamientos invadirán su mente antes de soñar.
Siempre me he sentido diferente y nunca me paré un segundo a pensar en nada que no fueran sentimientos de celos sobre Edson. Sí, siempre he considerado que la mayoría de las chicas son ruidosas y les encanta llamar la atención, pero, ¿cuál es la verdad detrás de esto? Probablemente sea el hecho de que no me siento atraído por ellas, no importa cuánto traten de gustarme.
—David, te veo después —dijo Dallas, interrumpiendo mi mundo de pensamientos.
—Sí —Agité mi mano, observando como Blake y él platicaban como antes.
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A MESS [EDITANDO]
Romance«Mi nombre es Dallas Johnson, tengo 17 años y de alguna forma me he enamorado de un compañero de clase y del club de baloncesto: Dylan Monroe. Las cosas no son muy fáciles por dos sencillas razones. La primera sería que somos hombres. Y la segunda e...