A MESS [EDITANDO]

El encuentro nada agradable

Carrie

Joder, no puedo creer que Douglas haya hecho su drama en los pasillos de la escuela. ¿Tenía que gritarlo? Típico de él ser tan idiota... No puedo evitar pensar qué hubiera pasado si Dallas escuchara eso. 

—Hey, Carrie. Buenos días —Interrumpió mis pensamientos Edson.

—Hola —saludó secamente David.

—Hola chicos —Sonreí suavemente.

Antes de que empezara a salir con Douglas, solía venir a la escuela con ellos. Éramos sólo nosotros tres, y ahora mismo lo extrañaba. Edson y David son los únicos primos que tengo, tanto en la familia de mi madre como en la de mi padre. Mientras que Edson siempre ha sido una persona sobresaliente y estudiosa, David es más del tipo callado.

—Tierra llamando a Carrie —dijo Edson, pasando su mano derecha enfrente de mi cara—. Te buscan...

—¿Quién?

Que no sea Douglas. Que no sea Douglas. Que no sea Douglas.

—Ni idea —Se encogió de hombros—. Bueno, creo se llama Dallas.

—¿Eh? ¿Dallas? —pregunté confundida. ¿Por qué me estaría buscando Dallas? Yo... Nunca he hablado con él, ¿qué debería decir?

Tomé valor y me levanté para ir en su búsqueda. Dallas estaba ahí, frente a la ventana del pasillo, sereno, con la mirada perdida. Su cabello castaño relucía por los rayos del sol pegando directamente en su dirección, dándole un color dorado.

—Dicen que me andas buscando —Me acerqué silenciosamente. Era la primera vez que lo veía tan de cerca así que me sentía muy emocionada de poder hablar con él.

—Eh... Sí, siento molestarte —dijo nervioso—. Eh, soy Dallas.

—Lo sé. Y yo Carrie, pero supongo que eso ya lo sabes —Él asintió—. No molestas para nada —Sonreí, lo que creo lo puso más nervioso—. ¿Y bien? ¿Qué ocurre?

—Eh... Sé que nunca hemos hablado pero quería preguntarte algo.

—Vale, pregunta.

¿Qué me quiere preguntar? ¿Acaso le gusto? ¿Se va a confesar? Mi corazón no para de latir con fuerza.

—Bueno, hoy en la mañana escuché a tu novio... —dijo con un hilo de voz. Mis ojos se abrieron con sorpresa.

¿Qué? ¿Escuchó lo de la mañana? Joder, no pensé que él estuviera ahí cuando el idiota lo gritó.

—Ah, eso.

—Me gustaría saber por qué lo dijiste —Se rascó el cuello nervioso—. No importa si sólo fue para terminar con él o para fastidiarlo.

¿Por qué jugaría con algo así? Yo no soy de esa forma.

—¿Eres tonto? —pregunté un poco irritada por el hecho de ser malentendida—. Yo no haría algo así.

—¿Eh? —dijo, frunciendo el entrecejo en signo de confusión.

—Dallas, obviamente dije eso porque me gustas.

"Me gustas" ¡Qué palabra más vergonzosa! ¿Por qué había dicho eso tan de repente? Soy idiota, definitivo.

—Así que era eso... —musitó pensativo—. Espera, ¿qué?

"Sí que es lento", pensé mientras desviaba el contacto visual, notando como Douglas se acercaba apresurado hacia nosotros. Esto se ve mal...