Latte de avellana

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Acomodé un poco mi desalineada apariencia, comenzando con el cuello de mi camisa y terminando con mi cabello ligeramente despeinado. Giré el manojo y tratando de no causar sospechas, salí del salón de clases sin mirar atrás, encontrándome con una figura recargada en la pared, justo frente a la puerta. 

Edson se acercó a mí lentamente con las manos en los bolsillos y una expresión serena. Como si no tuviera una mínima idea de lo que pasó allá adentro. Bajé la vista hacia el suelo, sintiéndome un poco avergonzado por alguna extraña razón.

—Hey, sé que se siente como un déjà vu pero no tengo la intención de pelear contigo o regañarte —dijo sincero—. Sólo quiero que hablemos. Civilizadamente.

—¿No puede esperar hasta que salgamos de la escuela? —Comencé a caminar hacia el patio trasero inconscientemente.

—No, sé muy bien que no tendremos ésta conversación en casa.

Chasqueé la lengua.

—Tienes razón.

—Me agrada tu cooperación. Luces de buen humor hoy.

—¿No tienes clases? —Evadí, virando los ojos. 

—No trates de cambiar el tema. Y sí, sí tengo pero no pasa nada si falto una vez, ¿o sí? —Sonrió de lado.

—Eh... No lo sé, tal vez podrías perderte un tema importante —Me encogí de hombros—. O puede haber un examen sorpresa que valga un veinte por ciento de la calificación final.

—Muy astuto —Soltó una carcajada—. Pero aún así pasaré, no me preocupa.

—¿Y bien? ¿De qué rayos quieres hablar?

—No eres tonto, sé que lo sabes perfectamente.

—Sólo quiero que tú lo digas —Me senté en una banca, disfrutando un poco la situación.

Edson pareció dudar cuando abrió la boca.

—No vas a enojarte, ¿verdad?

—No puedo prometer nada —dije, viendo mis uñas de manera desinteresada.

—Sé que todo está un poco reciente todavía pero... —Suspiró ruidosamente—. ¿Sabes qué? Mejor no empezaré por ahí.

Fruncí el entrecejo y lo observé sentarse a mi lado.

—¿Por qué te estás comportando raro? ¿Debería estar preocupado?

—David, cierra la boca por un momento.

—Oye, estoy siendo amable y me tratas así —Me crucé de brazos.

—Wow, nunca creí decir eso —admitió divertido—. Sonó como si fueras el tipo de persona que no para de hablar.

—¿Vas a decirme algo o no? Prefiero estar en clases en este momento.

—David... De verdad que agradezco que me hayas dado una segunda oportunidad. No sé hasta qué grado me hayas perdonado pero quería que supieras que cuentas con mi apoyo, ¿okey? Nunca he estado indispuesto a ayudarte, ni antes ni ahora. Sé que en parte tengo algo de culpa pero...

—No es tu culpa completamente —Resoplé—. Nuestros padres han sido una molestia desde que recuerdo. Sólo me querían cuando era bebé.

—Eso no es cierto y lo sabes —Me miró con desdén—. Probablemente no son del todo conscientes de sus comportamientos. P-Pero no es que los esté defendiendo.

—En este punto no me importa si me quieren o no, sus actitudes no pueden ser justificadas sólo por el hecho de que no son conscientes de ellas.

—Bueno, si lo piensas de esa forma es verdad. No tienen el derecho de tratarte del modo que lo hacen.

—Gracias, al parecer el sentido común te ha entrado otra vez a la cabeza.

—Lo siento, David —Se disculpó por milésima vez, ignorando mi comentario anterior—. Debí haber hecho algo para detenerlos pero fue más fácil ser indiferente.

—Da igual, ya te dije. Ya no me importa —Suspiré.

—A mí sí me importa —Se cruzó de brazos—. Y sé que también te importa a ti, independientemente de lo que digas, hay una parte de ti que le importa lo que dicen sobre ti. Es imposible que no te afecte ni un poco.

Lo miré fijamente, con esa mirada propia de mi persona y que he perfeccionado por años, una mirada impasible, penetrante e intimidante para cualquiera que no me conozca. Edson se tensó un poco, reflejándolo en su postura, y sonreí.

—Tienes razón, pero si digo que no me importa es más fácil ignorarlo. Todos estos años eso es lo que he tratado de hacer, ignorarlos. Al principio era más difícil, pero ahora es verdad que ya no me afecta tanto.

—Eso... Es bueno escucharlo. De algún modo —Checó la hora en su celular y pude observar que su fondo de pantalla era una foto de Halloween de hace tres años, ese día Edson había estado muy enfermo de gripe y ni Carrie ni yo decidimos salir a ninguna fiesta. 

A MESS [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora