Chocolate y malvaviscos

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Blake

—¿Pueden creer que Caleb me hizo explicar la guerra fría en frente de toda la clase sólo porque "parecía perdido"? —dijo enojado el castaño, haciendo comillas con los dedos.

—Estuvimos ahí —Le recordé.

—Caleb realmente te odia —Sonrió de lado el pelinegro.

—¡Dios! —Exclamó, revolviéndose el cabello con frustración—. Debería acusarlo de abuso de autoridad.

—Lo que deberías hacer es prestar más atención, Dallas —Sacudí la cabeza desaprobatoriamente—. O si no él aprovechará cualquier excusa para humillarte.

David me miró serio y luego puso una cara de disgusto.

—Yo opino que le hagamos una broma.

—¿Una broma? —Alcé una ceja.

—Para dejarle en claro que no se debe meter contigo.

—No lo sé, suena arriesgado... No quiero meterme en problemas.

—Si me dejas ayudarte jamás se enterará que fuimos nosotros —dijo David, con una serenidad que daría confianza a cualquiera—. Pero sólo si quieres, sería aburrido hacerlo solo.

—¿Has hecho esto antes?

—No.

Me llevé la palma de la mano hacia la frente.

—Dallas, no lo escuches. Suena a problemas.

—Oye Stone, no le digas qué hacer —Me atacó el pelinegro, guardando unos libros en su casillero. Dallas hizo lo mismo pero con unas carpetas.

—¿Dallas? ¿Por qué estás guardando tus cosas en el casillero de David? —pregunté confundido. Sus movimientos se volvieron torpes de pronto, golpeándose la parte trasera de su cabeza con el casillero abierto de Douglas. Éste último sólo dejó salir un sonido burlón, encantado con la situación.

—¡Auch!

—Dallas Johnson —pronunció su nombre con una amargura notoria.

—Douglas —Sonrió nervioso.

—Veo que sigues siendo un perdedor —Lo miró con desprecio desde la cabeza hasta los pies.

—Douglas —Se escuchó una voz detrás de nosotros. Dylan Monroe caminó hacia el capitán de baloncesto y, como si fuéramos parte de los casilleros, masculló un "apresúrate" antes de darse la vuelta sin mirarnos ni una sola vez.

Antes era lo más normal del mundo ver que el gran Dylan Monroe no prestara atención a ningún mortal que no fuera del grupo de los tontos populares, pero ahora se sentía diferente. ¿Estará demasiado ocupado como para notar la existencia de Dallas? ¿Es éste el mismo Dylan que me pidió que hablara con su buen "amigo" para que le contestara las llamadas? ¿Qué clase de amistad es ésta?

Dirigí la mirada a Dallas, quien parecía petrificado en su lugar. Sus ojos miraban al suelo.

—¿Dallas?

El castaño pareció salir de su trance cuando lo llamé. Regresó sus manos hacia su cabeza para tratar de aliviar el dolor y después se colgó la mochila en el hombro derecho.

—Necesito irme, tengo que llegar temprano al trabajo —informó, apenas audible para David y yo. Y dicho eso, salió corriendo.

Fruncí el entrecejo y miré a David.

—No. Ni siquiera lo intentes.

—¿Intentar qué?

—Sé que quieres preguntarme sobre el porqué compartimos casillero pero no te voy a decir.

—¿Comparten casillero?

David lo cerró y repitió la misma acción que Dallas con la mochila.

—No soy un cotilla.

—David...

—Yo también tengo algo de prisa, mis padres harán una cena familiar en mi casa.



***

—Maldición Blake, ¿cuánto tiempo te tarda caminar desde el tonto salón de clases hasta la entrada? —Extendió una mano, dirigiéndola hacia mi oreja con la intención de jalarla. Unas chicas de primero se me quedaron viendo con sonrisas burlonas.

—Si no puedes esperar entonces vete sola —Agarré su muñeca antes de que pudiera arrancarme la oreja de un jalón. Con Alicia siempre es así, nunca se espera una reacción normal. En un momento te está abrazando como si su vida dependiese de ello y al otro te está regañando como si fuese tu madre en frente de todos.

—¿Por qué eres tan malo conmigo? —Hizo un puchero.

—Porque eres irritante.

—Yo no soy--

—No trates de negarlo —Viré los ojos, comenzando a caminar hacia la puerta de la entrada.

—¡Blake! —Me llamó una voz de mujer, haciéndome parar.

—¿Quién es ella? ¿Es tu novia? —murmuró Alicia—. Es bonita.

—¿Carrie? —dije extrañado.

—Hola —Sonrió, y luego notó la presencia de Alicia.

—Es mi hermana.

—Ah, hola. Me llamo Carrie Ross —Extendió su mano.

Alicia se me quedó viendo con sospecha ante la mera probabilidad de que Carrie fuera mi "novia".

—Soy Alicia —Sonrió maliciosamente en mi dirección.

—No sabía que tenías una hermana pequeña —comentó Carrie, haciendo resoplar a la mencionada.

—¿Blake no te habló de mí?

—Eh, no...

—¡Blake! No puedo creer que seas así —Se cruzó de brazos.

—Sólo ignórala, Carrie.

—No puedo seguir viendo esto, creo que voy a vomitar.

—¿A dónde vas? —pregunté, viéndola caminar apresuradamente.

—Me iré con mis amigas —gritó.

—Quería hablar contigo —dijo apenada la castaña. Pestañeé con confusión.

—¿Es sobre la escuela o...?

—No... Está bien si no quieres, es algo tonto de todas maneras así que...

—No, está bien. Me salvaste de escuchar hablar a mi hermana todo el camino así que no hay problema.

Carrie rio.

—¿Tan mal se llevan?

Negué con la cabeza.

—No, pero ella sabe cómo molestar a la gente. Es como una habilidad.

—¿Te parece bien si vamos a un café cerca de la casa de mis primos? Preparan el mejor chocolate con malvaviscos del mundo.

—¿De David y Edson?

—Sí, ¿sabes dónde viven?

—Vivo cerca de ellos.

A MESS [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora