Opuestos...

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N/a: Estoy editando :(, perdonen las incoherencias de mi yo del 2015. Los capítulos con puntos suspensivos en el título no han sido revisados.


Douglas

Hoy también me levantó el puto sonido de los llantos de mi hermano pequeño.

Probablemente se habría caído otra vez. ¿Por qué tiene que ser tan torpe y ruidoso?

-¡Maldición, ya cállate!- Gritó mi madre, lo que provocó más llanto en mi hermano.

-Me tienes hasta el tope, Nathan.- Afirmó mi padre.

Joder, todos los días la misma rutina, siempre me levantan sus gritos. ¿Cuándo será el día en que nadie de esta casa se la pase gritando?

Bueno, hoy no sería la excepción.

-¡Ya dejen de gritar!-Grité mientras azotaba la puerta de mi habitación.

-¡Tú igual estás gritando!

-¡Hermano!- Salió gritando Nathan en dirección a mí.

-¿Qué quieres, mocoso?

-Cárgame.- Se abalanzó a mí.

-No.

-Por favor.

-No.

-¡Mamá!- Gritó entre sollozos.

-¿Qué coño quieres ahora?- Se enfadó mi madre.

-Hermano no me quie...

-Sólo un rato.- Lo interrumpí.

-¡Sí!- Exclamó animoso mientras se subía a mi espalda.

-Agárrate bien o te caerás.- Le advertí.

-Papá, mamá, ¡Estoy volando!- Dijo con una gran sonrisa en su rostro.

-Ya lo creo Nath.- Sonrió mi padre.

-¡No lo vayas a soltar!- Me gritó mamá.

-No lo pienso hacer, tranquila.

-Vale.

Le di un rápido recorrido por la casa, mientras daba pequeños saltos para asustarlo de vez en cuando.

-Vale, ya te voy a bajar.

-¡No!

-Sí, ya me tengo que ir a la estúpida escuela.- Suspiré cansado.

-Pero...- Hizo un puchero.

-Nada de peros, me tengo que ir.- Me incliné un poco hacia atrás bajándolo en el sofá.

-¡Douglas! ¡¿Cuántas veces te voy a decir que no lo bajes ahí porque ensucia el sofá?!

-No seas tan exagerada.- Musité.

-¿Dijiste algo?- Me miró amenazante.

-No.

-Eso espero.

-Hey, hermano.- Llamó la atención mi ruidoso hermanito.

-¿Ahora qué?

-¿Cuando sea grande voy a poder crecer tan alto como tú?

-¿Pero qué dices?- Ladeé mi cabeza.

-¿Eso quiere decir que no?- Su rostro expresó tristeza.

-Si creces tan alto como yo, no podré cargarte.- Le pegué levemente con la palma de mi mano en su cabeza.

-¡Auch!- Se quejó.- Me refiero a cuando sea grande, ahora si puedes cargarme.- Sonrió.

A MESS [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora