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El pelinegro sentía que podría vomitar en cualquier momento, su estomagó dolía, sus manos estaban temblando y los nervios se lo estaban comiendo lentamente. Estaba jodido, todo lo que había luchado por mantener en secreto se había ido a la mierda porque no pudo reaccionar, no pudo alejar a Taehyung y se arrepentía, de verdad que lo hacia. 

—Pudo ser un guardia, no debes preocuparte.— Comentó el Príncipe y Park no pudo verla pero era seguro que tenía una sonrisa despreocupada en el rostro. 

Por supuesto, él era un miembro de la realeza, tenía un ejercitó y el poder suficiente para defenderse de Yoongi, tal vez. En cambio Jimin no era nadie, no tendría el respaldo de ningún ejercitó si algo malo pasaba, fácilmente podría ser asesinado por mentirle al Rey, perdería a Jihyun, a sus padres, pensó que si Kim de verdad lo quería entonces velaría por su seguridad pero él estaba sonriendo como si nada malo pudiera pasar, fue egoísta. 

Taehyung se acercó de nuevo para tocarlo y Jimin inmediatamente se hizo para atrás.—¿Minnie? 

—No quiero más problemas, Príncipe Kim.— Park contestó con firmeza, acomodando su ropa con el poco control que tenía sobre su cuerpo ahora que estaba tan nervioso, ni quiera sabía como es que se escuchaba tan bien.—Y le pediré que no intente nada más y siga su caminó. 

—¿Qué estas diciendo?— La voz de Taehyung sonaba completamente desconcertada, Jimin agradeció que no podía ver su rostro con claridad o sentiría que estaba tomando la decisión equivocada. 

—Con permiso. 

Park salió rápidamente de la habitación oscura, afortunadamente Taehyung no lo siguió. En ese momento el sentimiento de perdida remplazo a sus intensos nervios, estaba abandonando a su primer amor, al primer hombre que había dejado entrar en su corazón, al que lo había visto por primera vez como una persona y no como un esclavo. Antes de entrar al pasillo donde estaba su habitación limpió un par de lágrimas traicioneras que habían rodado por sus mejillas, respiró hondo y volvió a caminar. 

Min y Jung estaban lejos de la puerta de la habitación, el Rey se giró para observarlo, su obscura mirada hizo que el aire se atorará en su garganta. Hoseok estaba sonriendo con los brazos cruzados y su típica mirada que decía "te gané".

Maldito, pensó el pelinegro. 

—Park, ven aquí. 

El nombrado obedeció casi por inercia, manteniéndose lo más tranquilo posible o al menos por fuera porque su mente ya estaba haciendo distintos escenarios donde sería asesinado en manos del Rey Min y tenía miedo, había visto de lo que era capaz el rubio sólo con su espada, ¿qué le esperaría a él siendo un indefenso sirviente? ¿lo dejaría rogarle por su vida? ¿lo torturaría hasta la muerte? ¿sería verdad el hecho de que Min cortaba las cabezas de los traidores lentamente? o aun peor, ¿podría hacerle algo a Jihyun?

Si es que tenía que arrastrarse, implorar hasta el cansancio y pedir piedad por su bebé lo haría, no importaba que pudiera pasar con el. 

—¿Dónde estabas?— Preguntó Min con voz severa y todas las alarmas en su cabeza se encendieron. 

Dio una rápida mirada a Hoseok, quien no podía estar más feliz y decidió que no iba a dejarlo ganar, no iba a darle tal gusto y aun más importante no dejaría solo a su hijo. 

—Estabas con mis padres, te lo dije.— Respondió, su tono de voz sonó impresionante en su cabeza, fue demasiado natural.  

—¿Dónde dijiste que estaba, Jung? 

La sonrisa en el rostro del castaño desapareció por un momento al escuchar la forma en la que Min se había dirigido a él, estaba furioso. 

—Lo vi entrar a una habitación, con un hombre.— Hoseok dijo de manera maliciosa y en todo caso era la verdad pero Jimin mostró un rostro completamente sorprendido.—Y los vi besarse. Él te esta engañando por eso era tanta su insistencia en venir aquí, por su amante. 

The king of the north; yoonmin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora