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Sintió algo muy caliente a travesar su piel, abriendo la carne en un golpe tan rápido como un parpadeo sin embargo a su parecer todo logró pasar tan lento, pudo ver el cielo nublado, las nubes grises, la hierba alta y verde, la vieja casa de madera, a Hoseok sonreír por una fracción de segundo antes de que comenzara a correr y a los guardias detrás de él, sintió como el viento movía su cabello y chocaba contra su rostro. Finalmente vio sus manos atadas y lo vio a él.

El Rey Min estaba de pie con una expresión indescifrable pero al menos Park lo había podido ver una última vez mientras caía de lleno a la tierra donde probablemente si era su lugar como había dicho Jung. 

Sobre la superficie húmeda tenía tanto frío que la herida en su pecho, aún caliente, contrastaba con todo su cuerpo y sino hubiese sido por el cansancio que se acumulo en cada extremidad de su ser se habría arrancado la flecha para calmar el dolor pero en ese momento sólo quería descansar, sus ojos se estaban cerrando y a pesar de que escuchaba gritos lejanos y el calor de unos brazos rodearlo no pudo despertar, sólo quería dormir. 

[...]

Cuando era niño siempre pensó que terminaría siendo un sirviente como sus padres, que tal vez tendría la oportunidad de trabajar en las caballerizas o en la sala de armas para ayudar siempre a los guerreros, eso para alguien en su situación significaba un puesto de verdad importante donde probablemente conocería a una buena mujer y formarían una familia cálida, ya que muy en el fondo sabía que su relación con Taehyung nunca dejaría de ser a escondidas, el Rey siempre estaría en su contra y sino tuviesen cuidado seguramente hubiese mandado a matar a Park por tentar a su hijo, así que tarde o temprano eso habría terminado. 

Su vida pudo haber terminado de manera trágica, aún sin haber conocido al Rey Min, o podría haber sido totalmente aburrida, así que al menos podía decir que con Min Yoongi pudo vivir un gran amor, uno corto para su desgracia pero fue feliz, fue muy feliz junto al Rey y a su pequeño Jihyun, fue dichoso viéndolos reír, jugar y tratarse como si ambos compartiesen la misma sangre, fue feliz teniendo una familia. Y sólo eso le quedaba.

Por otro lado para el Rey todo su mundo pareció dar vuelta cuando conoció a cierto pelinegro de mirada encantadora. Él quien creía que no le importaría nada más que seguir conquistando tierras y poner en alto el estandarte de su reino terminó totalmente enamorado de un hombre que ni siquiera pertenecía a la realeza, un hombre que había comprendido el dolor de haber perdido a su madre y a su hermano, y todo lo que había tenido que pasar a manos de su padre, un hombre que lo amo de vuelta sin importar todo lo que los demás tenían que decir, que vio siempre más allá de la fachada del Rey inhumano e injusto. 

Entonces estaba tan malditamente confundido. El amor que Park le profesaba se había sentido tan real, tan verdadero, que parecía una jodida broma que estuviese envuelto en tantas mentiras que lo hacían dudar a cada segundo. Se sentía estúpido y diminuto, justo como le hacía sentir su padre y repudiaba sentirse de esa manera. Y aun peor, sintió que la vida se le iba cuando Hoseok dejo ir la flecha contra Jimin con una sonrisa demente. Sus recuerdos volaron automáticamente al día que perdió a su hermano debido a la misma causa y algo dentro de él pareció romperse, se preguntaba si es que su vida siempre sería así, que amaría tanto a alguien para luego perderlo frente a sus ojos sin poder hacer nada. 

Se preguntaba si algún día podría ser feliz o tendría el mismo futuro miserable que su progenitor porque tal vez todos tenían razón y terminaría siendo lo que más llego a odiar. 

—Majestad.— La voz de su general lo trajo devuelta pero ni siquiera alzó la mirada en su dirección.—El joven Jimin...

El Rey alzó la mano, interrumpiéndole y Seokjin de inmediato guardo silencio. 

The king of the north; yoonmin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora