The king of the north; yoonmin.

7

Fue extraño no ver a Hoseok merodeando el palacio al día siguiente y no tenerlo en frente en el desayuno y el almuerzo. Min Yoongi tampoco dio señales de vida pero a Jimin poco le interesaba.

—Es extraño.— Hye soltó de repente mientras ambos caminaban por el jardín.—Nunca antes vi al Rey tan enojado con Hoseok, de hecho creo que nunca se ha enojado con él, hasta ayer por supuesto.

Jimin soltó una risita mientras negaba.—No se enojo con él, es su favorito.

—Hoseok siempre ha complacido a Yoongi, de todas las maneras que puede así que supongo que se merece cierto crédito.—La mujer asintió, deteniéndose cuando el pelinegro a su lado lo hizo para ver un par de rosas rojas.—Yo ni siquiera debería contar como una concubina.

Jimin dejo de ver las rosas para ver a Hye, quien siguió hablando.

—Me trajo aquí porque mi padre prácticamente se lo imploró, mi madre murió cuando me dio a luz entonces el viejo me culpa por eso, siempre fue malo conmigo.— Hye suspiró sonoramente y Jimin volvió la vista a las rosas porque no quería ver a la castaña con lástima, ya que el a pesar de ser un sirviente desde pequeño junto a sus padres, ellos siempre lo trataron con mucho cariño.—Podría contar con los dedos de una mano las veces que he estado con Yoongi y bueno a decir verdad no creo que haya sido satisfactorio para ninguno de nosotros, por eso es que a Hoseok le caigo bien y tu no.

—Eso es alentador.— Jimin se rió un poco y Hye lo acompañó.

—Yoongi es diferente contigo.— La castaña terminó por decir y Park estaba dispuesto a refutar lo dicho pero Dahyun se cruzó en su caminó, al ver su rostro supo que algo andaba mal.

—El Rey Min lo está esperando en el salón principal.— Ella dijo en voz baja mientras agachaba el rostro.

Le dijo a Hye que la encontraría en otro momento del día y comenzó a caminar al palacio, una vez estuvieron lejos de los oídos de la joven, él le preguntó.—¿Qué paso?

—Sabe de las cartas.

La sangre abandonó su rostro y casi entrando en pánico se giró hacia Dahyun.—Pero ¿Cómo? quemé la carta de Tae.

—No dije que las tiene.— Aclaró con voz calmada.—Dije que sabe, alguna otra sirvienta seguro me vio cuando envié tu carta.

—Dahyun...

—Lo se. Si llega otra carta y dice algo comprometedor, entonces estamos jodidos.

Park respiró hondo, le dio una última mirada a Dahyun antes de entrar al pasillo para llegar al salón principal. Tenía miedo y era sincero con ello, había muchos rumores escalofriantes entorno al Rey Min, muchos decían que era igual de maldito que su padre, él asesinaba a los traidores y a los mentirosos en las puertas de su reino y cuando sentía que eso era demasiado bueno los hería y hacía que animales hambrientos los cazaran hasta matarlos, los lobos siempre fueron sus favoritos y según las historias Yoongi obtuvo la cicatriz en el ojo al luchar con uno.

Cuando entró las palmas de sus mano sudaban y al parecer se estaba mordiendo el labio por dentro más fuerte de lo que debería porque sintió el sabor de su sangre. Y ahí se encontraba él, luciendo tan intimidante sentado en su trono.

—Park.

—Min.

Eso estaba tomando un significado, estaban muy bien o muy mal.

Yoongi lo observó hacia abajo, sólo haciéndole saber que él tenía más autoridad. Jimin por supuesto que le dedicó una mala mirada.

—No recuerdo haberte dado el privilegio de recibir y mandar cartas.— Min fue directo, la voz teñida de enojo y Jimin tragó en seco.