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El camino no había sido silencioso en lo absoluto debido al pequeño Jihyun, a quien Seokjin le confío las riendas del caballo por unos minutos mientras le indicaba cómo es que debía conducirlo. Había alrededor de cinco guardias más que los seguían por ordenes del Rey, ya que el futuro heredero había salido del palacio y la noticia de su próximo nombramiento ya se había extendido por el reino y Jimin estaba preocupado por su hijo, quería que estuviese a salvo porque a muchas personas no les parecía bien que un niño que no llevaba la sangre real se convirtiera en Príncipe. Así que rogaba a los dioses que siempre protegieran a su pequeño.

Pasando la colina, algo alejado del bullicio de la ciudad, Seokjin detuvo la carreta frente a las puertas de una gran propiedad, se bajo de un salto y caminó hacia los guardias para decirles algo. Jimin esperó en silencio, tal vez el general tenía cosas que hacer antes de que llegasen a su hogar.

Poco tiempo después Seokjin volvió y preguntó.—¿Por qué no han bajado?

—Aún no llegamos al palacio de papá.— Explicó el menor rápidamente y Jimin sólo pudo acariciar su cabello con una sonrisa avergonzada.

—Oh lo lamento su majestad, me temo que no conseguí un palacio.— Se disculpó el mayor en un tono divertido para luego girarse hacia las puertas de la propiedad.—Sólo tenemos esto, es muy bonita por dentro se lo aseguro.

—Seokjin, yo no podría pagar esto...

—El Rey fue muy específico.— Seokjin le dijo, interrumpiéndole.—Él dijo, quiero un buen lugar para Jimin y aquí esta, nadie esta cobrando.

—Pero...

—Sin peros.— El general se acercó de nuevo a la carreta para ayudar a bajar al niño, quien prácticamente salto a sus brazos mientras se reía y cuando tocó el suelo lo primero que hizo fue correar hacia la propiedad, la cual ya había sido abierta por los guardias.—Vamos Jimin, puedes verla.

Park asintió, se bajó de la carreta y caminó hacia las puertas de la gran casa con demasiadas dudas en la mente. Ciertamente no quería deberle nada a Yoongi, ya no quería nada que lo ligase a él a parte de Jihyun por supuesto y vivir en ese lugar era lo contrario a lo que quería. 

—Mira papá, hay muchas flores.— El niño le dijo, llamando su atención y se acercó para tomarlo de la mano.—Me gusta aquí.

—Parece un lugar muy acogedor.— Le respondió a su hijo luego de unos segundos y dirigió su mirada a las flores de tonos amarillos y rosas que crecían justamente a cada lado de la entrada, claramente era un jardín cuidado por una persona y eso lo hizo dudar mucho más en si debía quedarse o no.

—Vamos adentro.— Comentó el niño mientras llevaba a su padre de la mano y así fue que recorrieron todo el lugar. La casa tenía los mismos acabados que el palacio Min, sólo que era una versión muchísimo más pequeña, tenía tres habitaciones grandes, el cuarto de baño, una cocina bonita, un pozo y lo que parecía una pequeña caballeriza. Jihyun pronto se canso y terminó dormido en una de las habitaciones, dándole así un poco de tiempo a Jimin para hablar con Seokjin, a quien encontró conversando con los demás guardias.

—¿Te gusto?— Cuestionó el general cuando lo vio acercarse.

—Si pero no puedo quedarme aquí.— Respondió y los guardias comenzaron a susurrarse entre sí. Kim por otro lado caminó hasta el y lo tomó del hombro para alejarlos de la entrada. 

—Ya te dije que no debes pagar nada.

—Exactamente es por eso.— Jimin casi bufo.—Mira, ahora mismo sólo tengo un poco de dinero y algunas joyas, estoy seguro de que puedo conseguir algo con eso por mi cuenta. 

The king of the north; yoonmin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora